Vengo aquí en nombre de mi país. En nombre de todos los filipinos que han perecido en esta tormenta. El diplomático filipino, Yeb Sano, tuvo que contener varias veces el llanto para seguir con su mensaje en la Cumbre de la ONU sobre Cambio Climático realizada el pasado jueves en Qatar.

La edición número dieciocho de la cita que busca dar recomendaciones frente al cambio climático, Sano aseguró que era hora de tomar medidas drásticas, porque no es vida el vivir atacado por súper tifones.

Para Filipinas, en lo que va del año, el terrible Haiyán ha sido el tifón número 16 en impactar el archipiélago. El temporal resultó ser el más mortal y catastrófico de los últimos 50 años en el país asiático.

Durante la participación del delegado filipino, los asistentes permanecieron en absoluto silencio. El testimonio de Yab Sano resultó muy conmovedor, sobre todo al confesar que en ese preciso instante se encontraba en agonía al no tener noticias que confirmen si sus familiares eran parte de los sobrevivientes. Lo único que me consuela es saber que mi hermano está a salvo, contó emocionado.

Sin embargo, Sano manifestó no sentirse de ninguna manera tranquilo. Los millones de damnificados, al igual que su hermano no tenían comida desde hace tres días. El diplomático instó a la mesa que dirigió la Cumbre a enviar apoyo económico y humanitario a su país.

Este proceso se ha denominado la Reunión anual de usuarios frecuentes de las emisiones de carbono. No tiene que ser así, podemos arreglar esto, y detener la insanía, consideró.

Las palabras del representante de Filipinas, y la brutalidad de Haiyan son precedente de lo necesario que es frenar la desmedida emisión de carbono lo que procura, entre otros efectos, el cambio de climático.