El jefe del Tribunal Constitucional de Egipto, Adli Mansour, asumió el jueves el cargo de presidente interino, un día después de que el Ejército removió a Mohamed Mursi como jefe de Estado.

En declaraciones en el Tribunal Constitucional de El Cairo, Mansour dijo que tenía previsto convocar nuevas elecciones, pero no especificó cuándo.

Añadió que Egipto había corregido el sendero de su gloriosa revolución a través de masivas protestas en las calles en las que se pedía la dimisión de Mursi, lo que finalmente selló su destino.

Por otro lado se conoció que la Fiscalía de Egipto ordenó el jueves el arresto de líderes de los Hermanos Musulmanes, ampliando la opresión contra el movimiento islamista.

No obstante, el nuevo líder interino de Egipto, Adli Mansour, tendió la mano al movimiento en su acto de juramento. Los Hermanos Musulmanes son parte de este pueblo y están invitados a participar en la construcción de la nación ya que nadie estará excluido y, si responden a la invitación, serán bienvenidos, expresó Mansour.

La calma regresaba a El Cairo el jueves luego de que enormes multitudes llenaran la plaza Tahrir, bailaran en las calles y ondearan banderas durante la madrugada para celebrar la caída del presidente Mohamed Mursi después de días de masivas protestas.

El dramático derrocamiento de Mursi luego de un año en el poder marcó otro giro en la turbulenta realidad que vivió la nación más poblada del mundo árabe en los dos años que siguieron a la caída del líder autocrático Hosni Mubarak en 2011 en el marco de la denominada Primavera Árabe.

Naciones Unidas, Estados Unidos y otras potencias mundiales no condenaron la destitución de Mursi como un golpe de Estado militar, ya que hacerlo podría desencadenar sanciones.

La intervención del Ejército fue respaldada por millones de egipcios, incluidos dirigentes liberales y figuras religiosas que esperan nuevas elecciones bajo un conjunto revisado de reglas.