Diez mujeres violadas masivamente por soldados y ex paramilitares rendían testimonio el martes en el octavo día de audiencias ante el tribunal que juzga al ex dictador José Efraín Ríos Montt por genocidio y delitos contra los deberes de humanidad.

Con la cabeza cubierta, la primera testigo dijo ante el Tribunal de Sentencia de Mayor Riesgo que a mi hija la tuvieron entre cuatro. Lo que hicieron fue que la violaron, sí los cuatro, cuando vieron que llegué huyeron. Fueron los soldados. La mujer había pedido previamente a la prensa no revelar los nombres ni identidades de las víctimas.

Las testigos respondieron en voz baja apoyadas por una psicóloga y un traductor a las preguntas que fiscales y abogados les hicieron.

La violencia sexual fue un arma de guerra para desarmar a las comunidades y matar la semilla. Estamos acá para apoyar a las víctimas, reconocemos su valentía por romper el silencio por la violencia sexual sufrida dijo Sandra Morán, activista en favor de las mujeres.

UN DICTADOR SANGUINARIO El general Ríos Montt es procesado junto a su entonces jefe de Inteligencia José Rodríguez por la muerte de al menos 1.771 indígenas de la etnia ixil en el departamento de Quiché durante su gobierno de facto entre el 23 de marzo de 1982 y el 8 de agosto de 1983.

Entre lágrimas, la segunda víctima de violación narró los tres días que pasó siendo violada masivamente en el destacamento militar de Sajbal en Quiché en 1982.

Me agarraron las manos y los pies y me abrieron, no sólo a mi sino a mi mamá también. Eramos bastantes mujeres, esto me lo hicieron en el destacamento, vi cómo le mordían los pechos a mi mamá, luego me violaron a mí.

Hasta ahora 78 víctimas y familiares de masacres, asesinatos, desplazamientos, violaciones masivas, bombardeos, robo y quema de pertenencias y robo de niños han dado testimonio frente al tribunal.

Guatemala vivió una cruenta guerra civil entre 1960 y 1996 que culminó con la firma de acuerdos de paz. Según un informe de Naciones Unidas, unas 200.000 personas murieron en ese período.