Tumi con tres crisocolas de Lambayeque, de oro laminado y repujado con figuras antropomorfas y ojos alados. (Foto: Rolly Reyna, El Comercio).
Tumi con tres crisocolas de Lambayeque, de oro laminado y repujado con figuras antropomorfas y ojos alados. (Foto: Rolly Reyna, El Comercio).
Redacción EC

Por Francisco Rodríguez Torres

Un hombre vestido con un impecable mandil blanco recorre la sala de exhibición donde se encuentran las piezas de oro más representativas de la historia peruana. Se coloca guantes como un cirujano y con un cuidado milimétrico retira del mostrador una milenaria máscara funeraria de oro y cinabrio, con lágrimas de esmeralda, perteneciente a la .

Él forma parte del equipo del Museo Oro del Perú y Armas del Mundo, que conserva más de 3.500 piezas de ese preciado metal y que llevó a cabo un meticuloso proceso de embalaje y traslado de más de 180 piezas que serán exhibidas en Europa.




La primera muestra de 100 piezas se inauguró el pasado miércoles en el Museo Komplex de Budapest. Bajo el nombre “El oro de los incas”, la exhibición estará 6 meses en la capital húngara.

Con extremo cuidado se coloca en una caja especial esta máscara de oro con crisocolas y resina vegetal de la cultura Lambayeque. (Foto: Rolly Reyna, El Comercio).
Con extremo cuidado se coloca en una caja especial esta máscara de oro con crisocolas y resina vegetal de la cultura Lambayeque. (Foto: Rolly Reyna, El Comercio).

La segunda empezará el 27 de marzo en el Museo Etnográfico de San Petersburgo. Ha sido denominada “El Imperio Inca: Dios, poder, eternidad, 2.000 años de gran civilización” y expondrá 86 objetos durante 2 años.

En setiembre, la exhibición de Budapest se trasladará a Bratislava, la capital de Eslovaquia.

—El proceso en detalle —

En un ambiente climatizado y bajo extremas medidas de seguridad, las piezas fueron colocadas en una mesa para ser revisadas y preparadas para el largo viaje. La mayoría pertenece a culturas de la costa norte, como Lambayeque, Frías y Moche.

El Comercio.
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En este dedicado trabajo participaron dos representantes del museo, un funcionario del Ministerio de Cultura y cuatro trabajadores de la empresa de embalaje (Door to Door Transports).Camila Pérez Palacio Mujica, directora del museo, explica que el sellado de las cajas de madera enviadas al aeropuerto se realizó en presencia de un notario y de personal de Aduanas. “Para el embalaje cada pieza va forrada en papel de seda libre de ácido”.

Las cajas llevan por dentro una espuma de polietileno llamada ethafoam, que aísla las piezas y absorbe los impactos.

“Es el mejor material que se puede utilizar para el traslado de bienes de patrimonio”, indica Pérez Palacio.

Todo el proceso se realiza con la participación del Ministerio de Cultura, ente que comprueba que se cumplan rigurosos procesos de conservación.

La documentación, según la directora, no es muy complicada: “Primero te piden todas las garantías del organizador, a qué se dedica, quién es, de qué país. Normalmente la embajada nos ayuda con esto. Después de que un representante del ministerio corrobora en persona que la pieza está óptima, entonces se procede. Siempre hemos recibido apoyo del ministerio y del Gobierno”.

Las piezas entran al avión con una protección especial en caso de lluvia. (Foto: Rolly Reyna, El Comercio).
Las piezas entran al avión con una protección especial en caso de lluvia. (Foto: Rolly Reyna, El Comercio).

Germán Sorní Salas, gerente general de Door to Door Transports S.A.C., manifiesta que el traslado de obras de arte requiere “mucha especialización y amplio conocimiento de conservación preventiva”.

Ellos acompañan la carga hasta su destino final y montaje. Además, explica que para estos traslados, el Ministerio de Cultura exige un tipo de seguro que se conoce como “de clavo a clavo”, el cual comienza desde el momento en que sacan la pieza del museo y concluye con el retorno de la misma. Una vez embalsadas y selladas se colocan en camiones custodiados por agentes de seguridad privados.

El Museo Oro del Perú fue el primero en realizar una exposición de piezas peruanas en el extranjero. Ocurrió en 1958, en el Petit Palais de París. Hoy es el que más exposiciones continuas tiene en el exterior.

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