El sábado 19 de octubre, una columna de narcoterroristas atacó a una unidad policial-militar boliviana de erradicadores de hoja de coca en Apolo, cerca a la zona colindante entre las provincias de Moho y Huancaré (Puno). El saldo fue cuatro muertos y 14 heridos de parte de las fuerzas del orden.

Este hecho ha causado mucha preocupación de parte de las autoridades de ambos países, especialmente tras las declaraciones del ministro del Interior de Bolivia, Carlos Romero, quien advirtió sobre “la presencia de grupos de narcos peruanos” entre los atacantes, así como de remanentes de Sendero Luminoso.

Otro testimonio es el de un dirigente de pueblos interculturales en Apolo, Ever Choquehuanca, quien dijo a la agencia AFP que “hay narcotraficantes de Perú con actividades que deben ser investigadas”.

El presidente Evo Morales dijo que los campesinos y autoridades de la zona le habían informado de la presencia de narcotraficantes extranjeros que “habrían trasladado armamento desde el lado peruano” y que una cantidad no precisada de coca ilegal de Apolo iba a surtir a los narcos de Perú.

INDEFENSOS SIN LA DEA Bolivia expulsó del país a la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) a fines de 2008 tras, supuestamente, complotar contra el gobierno de Morales. Sin embargo, la oposición boliviana considera que esta salida ha restado mucho a la lucha contra el cultivo ilegal de hojas de coca.

“Se incauta más droga, no porque las fuerzas hayan mejorado, sino porque la producción de droga ha aumentado”, dijo Paul Antonio Coca, académico de la Universidad Privada de Santa Cruz.

PERÚ SE PRONUNCIA La cancillería peruana confirmó que, junto a Bolivia, se está reforzando la seguridad a ambos lados de la frontera común. “La frontera común entre Perú y Bolivia no ha sido cerrada”, añadió.