El chileno Pablo Longueira ha sido el último político latinoamericano en hacer pública una enfermedad. A sólo cuatro meses de los comicios presidenciales de Chile, el candidato conservador anunció de manera sorpresiva su renuncia a la carrera presidencial por una depresión.

Ha tenido toda la atención médica necesaria y oportuna, pero hay momentos en la vida en que uno propone y Dios dispone, dijo uno de sus hijos, Juan Pablo Longueira, en la rueda de prensa en la que anunció la decisión de su padre.

Pero Longueira no ha sido el único en tener que lidiar con problemas de salud en un momento cumbre de su carrera.

Mientras él decidió retirarse, otros consideraron que eso no les impedía seguir adelante con sus carreras.

Como el ex candidato colombiano Antanas Mockus, que en plena campaña presidencial en 2010 anunció que estaba en las primeras fases del Parkinson pero dijo que eso no sería un impedimiento para desarrollar sus funciones como presidente en caso de que fuera elegido y siguió adelante en su campaña.

O el ex presidente venezolano Hugo Chávez, que después de anunciar que tenía cáncer, y mientras se sometía a tratamientos contra la enfermedad acabó su tercer mandato y concurrió y ganó la reelección pocos meses antes de fallecer en abril de este año.

También pasaron por enfermedades en sus mandatos el ex presidente paraguayo Fernando Lugo, a quien en agosto de 2010 se le detectó un linfoma maligno cancerígeno, y fue informando del avance del tratamiento o la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, quien brindó información detallada a fin del año pasado respecto al tumor, que luego fue catalogado de falso positivo.

Lo que es cierto es que cada uno elige una estrategia para el manejo público de la enfermedad. BBC Mundo se pregunta hasta qué punto eso supone un obstáculo en una carrera política y en los casos en los que la salud de un político falla dónde está el límite entre transparencia y privacidad.

¿ANUNCIAR O NO ANUNCIAR? El abogado chileno Rodrigo Mora, coordinador legal del consorcio de transparencia ProAcceso, cree que los políticos deben comunicar cualquier impedimento grave que signifique la falta del ejercicio cabal de un cargo, al igual que sucede en cualquier otro empleo.

No obstante, hace una diferencia entre los candidatos a un puesto y los políticos electos. En el caso de los postulantes, Mora cree que existen unas expectativas por parte de los electores pero no una obligación explícita.

Cuando esa persona está a punto de ser elegida y tiene muy buenas posibilidades, se podría entender que dar a conocer ciertos detalles de su salud sería bueno para mejorar la información relativa a los antecedentes del candidato, sostiene en declaraciones a BBC Mundo.

En ese sentido, recuerda, la ex presidenta chilena y actual candidata de Nueva Mayoría, Michelle Bachelet, fue operada en 2002 por un aneurisma cerebral, algo que hizo público, y que no le impidió años después presentarse a las elecciones.

También estuvo en esa situación la actual presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que siendo candidata a la presidencia informó que estaba recibiendo tratamiento para combatir un cáncer linfático, lo que provocó una ola de especulaciones en torno a su candidatura pero no le impidió ganar las elecciones.

En 2010, el candidato presidencial colombiano por el Partido Verde, Antanas Mockus, anunció asimismo que sufría de mal de Parkinson, pero pidió que no lo crucificaran por una enfermedad que no comprometía su salud mental ni su desempeño laboral.

DERECHO A SABER El abogado chileno contrapone el caso de los candidatos con el de los cargos electos donde, dice, la comunidad tiene derecho a saber y a obtener información pública si los ciudadanos pueden verse afectados por las decisiones que ese estado de salud del político pueden provocarles.

En esa situación, añade, el derecho a saber predomina sobre el derecho a la intimidad. En el caso de un presidente de la República, por ejemplo, la esfera de intimidad que tiene es inferior a la de una persona común y corriente, opina, si bien matiza que hay que analizar cada caso individualmente.

Esa opinión la comparte el analista venezolano Luis Vicente León quien cree que la población debería tener derecho a la información y conocer el impacto y los riesgos que esa enfermedad podría tener en la ejecución de sus funciones.

En esa situación estuvieron el ex presidente venezolano Hugo Chávez o el francés Francois Mitterand, que ocultó durante una década un cáncer de próstata.

En esos casos, afirma Mora, es posible que el pueblo se hubiera visto afectado de la decisión del presidente de informar de su estado de salud.

A juicio de León, el haber tenido más detalles del cáncer de Chávez podría haber repercutido en su reelección. Tú no tienes por qué salir del poder o no poder presentarte a una elección porque estás enfermo. Eso sería discriminación. Pero cuando una enfermedad afecta a tus capacidades mentales o físicas para el ejercicio del puesto, la población tiene derecho a saberlo y la Constitución del país debería contemplar el retiro del funcionario si ese funcionario no se retira, le dice el analista venezolano a BBC Mundo.

Para el chileno Rodrigo Mora, de ProAcceso, una solución para evitar que la salud de un alto funcionario afecte a un país podría ser realizar exámenes periódicos a los presidentes cuyos resultados sean públicos, como sucede en Estados Unidos siempre que den cuenta del estado general de salud y no entren a diagnosticar patologías.