El papa Francisco inauguró hoy, Domingo de Ramos, la Semana Santa con una misa ante peregrinos y fieles en la plaza de San Pedro y en su homilía habló de la entrada de Jesús a Jerusalén, que se rememora esta jornada y pidió a los cristianos que no pierdan nunca la esperanza y no se acostumbren al mal.

Se trata de la primera Semana Santa que oficia el papa argentino. No sean nunca hombres, mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo. Nunca se dejen vencer por el desánimo. Nuestra alegría no es algo que nace de tener tantas cosas, sino de haber encontrado a una persona, Jesús.

El papa Francisco fustigó las muchas heridas que causa el mal: Miremos a nuestro alrededor: ¡cuántas heridas inflige el mal a la humanidad! Guerras, violencias, conflictos económicos que se abaten sobre los más débiles, la sed de dinero, de poder, la corrupción, las divisiones, los crímenes contra la vida humana y contra la creación, dijo.

No debemos creer al Maligno, que nos dice: No puedes hacer nada contra la violencia, la corrupción, la injusticia, contra tus pecados. Jamás hemos de acostumbrarnos al mal, dijo en la homilía, en la que aseguró: Todos podemos vencer el mal que hay en nosotros y en el mundo.

Francisco se dirigió también a los jóvenes, ya que desde hace 38 años el Domingo de Ramos es también la Jornada de la Juventud, y les dijo: Aguardo con alegría el próximo mes de julio, en Río de Janeiro . Les doy cita en aquella gran ciudad de Brasil. En la Plaza de San Pedro, muchos de los jóvenes que estaban entre los miles de fieles que acudieron a la misa, eran argentinos.