MANUEL MARTICORENA

Antes del petróleo, el aceite de las ballenas era la fuente de energía para encender los faroles de las ciudades. Estos cetáceos estaban prácticamente siendo exterminados para que el hombre pudiera iluminar la oscuridad. La novela de Herman Melville, “Moby Dick”, da cuenta de esta práctica salvaje que hasta el siglo XIX era considerada normal: el sacrificio de la naturaleza por la comodidad humana.

No fue sino hasta 1859 con el descubrimiento y refinación del petróleo que esta práctica se hizo menos intensa. En dicho año Edwin Laurentine ‘Coronel’ Drake, perforó el primer pozo petrolero en Pennsylvania (EE.UU.) y descubrió, además, el uso del kerosene como insumo de combustión para los faroles. Lo curioso en esta historia es que el Perú no estuvo lejos de ella.

Apenas cuatro años después, el 2 de noviembre de 1863, en Zorritos (Tumbes) se perforaba el segundo pozo del mundo y el primero de Latinoamérica.

USO INDUSTRIAL Víctor Sanz, catedrático de Ingeniería de Hidrocarburos de la Universidad Nacional de Ingeniería, indica que el petróleo existió desde tiempos inmemoriales. Muchas culturas, inclusive la Inca, lo utilizaron; pero fue en el siglo XIX que empezó su uso industrial con su refinación. Su consumo fue explosivo años después con el ingreso de los primeros vehículos a combustión y hasta hoy sigue siendo una fuente de energía fundamental.

La perforación del primer pozo petrolero en el Perú se debe al esfuerzo de Manuel Antonio de la Lama, propietario de la entonces hacienda Máncora, quien se asoció con el estadounidense A. Rudens, un comerciante de Paita.

El primero había identificado brea y copé en sus dominios, que se extendían entre Tumbes y Amotape. Tras su sociedad con Ruddens, ambos se aventuraron en esta empresa contratando al ingeniero E. A. Prentice, quien eligió el sitio para la perforación: un área al sur de la Bahía de La Cruz, en la bocatoma de la quebrada de Tucillal, en el área de Zorritos en Tumbes. Era un pozo de apenas 24 metros de profundidad que produjo 2.500 galones por día.

Según Sanz, el crudo obtenido en Zorritos se empezó a refinar en ese lugar y toda la producción de kerosene era llevada a Lima, la mayor demandante.

Este hecho fue tan significativo que el 2 de noviembre es recordado como el Día de la Ingeniería de Petróleo. Asimismo, marcó la naturaleza petrolera del Perú, sobre todo de Talara. Ya en 1891 –treinta y dos años después– trabajaban 14 compañías petroleras en la zona, y esta provincia se convirtió así en un área de intensa explotación del hidrocarburo.