Menuda sorpresa se llevaron los pasajeros de un vuelo entre Australia y Papua Nueva Guinea al percatarse que una serpiente pitón de tres metros de largo viajaba en el ala de la aeronave.

Aproximadamente 20 minutos después del despegue, una mujer advirtió a la tripulación acerca del hecho, llamando la atención de los demás viajeros, quienes se mostraron preocupados por la vida del animal.

El reptil se mantenía aferrado a uno de los alerones del avión, que viajaba a 400 kilómetros por hora. Sin embargo, luego del aterrizaje, personal técnico se percató que la serpiente sucumbió a los fuertes vientos y al intenso frío.