El Gobierno de Ecuador anunció que retoma el diálogo directo con el Reino Unido y Suecia para buscar soluciones al caso Julian Assange y anticipó su propuesta: que Londres entregue un salvoconducto al fundador de Wikileaks o que Estocolmo dé garantías de que no lo extraditará a un tercer país.

Ese anuncio lo hizo el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, durante su habitual informe sabatino, en el que también dio por superado el impasse diplomático con el Gobierno británico, que la semana pasada había amenazado, según Quito, con irrumpir en la embajada del país andino en Londres para arrestar a Assange.

Correa dejó en claro que el diálogo buscará una salida consensuada, pero remarcó que esas conversaciones su país las hará sin jamás claudicar en principios, sin jamás negociar los derechos humanos de una persona.

Esa salida –precisó– puede ser la garantía de que si Julian Assange va a responder a la Justicia sueca no sea extraditado a un tercer país.

Pero, añadió, si no se quiere dar esa garantía, (entonces) otorgar el salvoconducto para que el señor Assange pueda, con seguridad, salir de la embajada ecuatoriana en Londres.

Esas propuestas, según el Ejecutivo ecuatoriano, intentan eliminar la posibilidad de que Assange finalmente pueda ser extraditado a Estados Unidos, donde podría ser condenado a pena de muerte o cadena perpetua, bajo cargos políticos por haber filtrado cables diplomáticos de ese país.

No obstante, Correa destacó que la situación de tensión con el Reino Unido se haya diluido y que haya surgido nuevamente la posibilidad de nuevas conversaciones sobre el caso.

¡Qué bueno, qué bueno que el Reino Unido haya retrocedido en su amenaza, la damos por jamás recibida esa amenaza. De aquí para adelante, a buscar una salida consensuada por medio del diálogo al caso del señor Julian Assange!, subrayó, aunque remarcó que la supuesta advertencia de Londres quedará en la historia.

Gracias a Dios yo creo que las aguas han vuelto a su cauce, insistió el gobernante al dar por superado este infeliz incidente, y calificó de gravísimo error la supuesta amenaza hecha por las autoridades británicas.