Un sacerdote jesuita secuestrado por la junta militar que gobernó Argentina a fines de la década de 1970 negó que él y un colega hayan sido denunciados por Jorge Mario Bergoglio, el actual papa Francisco, quien en esa época encabezaba esa orden religiosa en el país.

El padre Francisco Jalics, un húngaro que vive en un monasterio alemán, afirmó en un comunicado que dio seguimiento a los comentarios sobre el caso emitidos la semana pasada porque había recibido muchas preguntas y algunos comentarios implican lo opuesto a lo que yo quería decir. No proporcionó más detalles.

Jalics y otro sacerdote, Orlando Yorio, fueron secuestrados en 1976.

Bergoglio ha comentado que le dijo a los sacerdotes que dejaran de trabajar en las barriadas pobres por su propia seguridad, pero no le hicieron caso. Yorio, que ya murió, acusó posteriormente a Bergoglio de ponerlos en manos de los escuadrones de la muerte por negarse a respaldar su trabajo públicamente.

PROBLEMA DEL PASADO En un comunicado emitido el viernes pasado, Jalics dijo que él y Bergoglio se reconciliaron hace tiempo. Indicó que se abrazaron solemnemente en una reunión en el 2000, y que Jalics considera que el asunto está cerrado.

En ese texto, colocado en la página en Internet de los jesuitas alemanes, Jalics dijo que él no puede comentar sobre el papel que desempeñó el padre Bergoglio en esos eventos.

El miércoles dio más detalles al respecto: El hecho es: el padre Bergoglio no denunció a Orlando Yorio ni a mí.

BERGOGLIO ANTE EL RÉGIMEN MILITAR Jalics dijo que en esa época se difundió información falsa de que él y Yorio habían ido a los barrios pobres porque formaban parte de un movimiento guerrillero. Jalics sospecha que dichos rumores fueron la razón por la que los sacerdotes no fueron liberados de inmediato.

Alguna vez yo mismo estuve inclinado a creer que éramos víctimas de una denuncia, dijo Jalics, pero a fines de la década de 1990, tras numerosas conversaciones, me quedó claro que esta sospecha era infundada. Por lo tanto, es un error afirmar que nuestra captura ocurrió por iniciativa del padre Bergoglio.