Un grupo de yihadistas llamó a la puerta del centro Ahmed Baba de Tombuctú, en el centro de Mali, el pasado miércoles en la noche. Pero este lugar no es la típica biblioteca que recibe visitantes tras el ocaso.

Los militantes islamistas engañaron al guardia de seguridad y le dijeron que iban a proteger el centro. Pero una vez dentro, arrasaron la sala de lectura.

Cuando el historiador Abdoulaye Cisse llegó temprano a la mañana siguiente, había un montón de cenizas en el suelo que todavía estaba caliente.

Probablemente pasaron casi toda la noche allí, afirma.

Decenas de cajas hechas a mano se acumulan en el suelo del pasillo. Tampoco han retirado las cenizas todavía.

De vez en cuando, alguien entra, da un vistazo al lugar, ve los daños irreparables y se lamenta del triste destino de los restos de un tesoro cultural que Tombuctú conservó durante siglos.

Al menos 2.000 manuscritos habían sido almacenados en este centro que estaba financiado por el gobierno sudafricano y que abrió sus puertas en 2009.

El proyecto tenía como objetivo catalogar y preservar los documentos históricos de la ciudad, muchos de los cuales siguen en manos de familias o en bibliotecas más pequeñas.

MANUSCRITOS DEL SIGLO XIII Estaba previsto enviar otros 28.000 a las instalaciones de Ahmed Baba pero fueron enviados a la capital después de que militantes de Al Qaeda llegasen a la ciudad el año pasado.

Cada caja contiene un número de referencia y, si se hace la búsqueda adecuadamente, se podrá averiguar la verdadera magnitud de los daños.

También revelará cuántos manuscritos fueron simplemente robados.

Los combatientes conocían muy bien el valor de esos papeles. Es una gran riqueza que será imposible de reemplazar, le dijo Cisse a la BBC.

Cuando inspeccioné la sala de lectura, encontré unos 30 que quedaban allí, así que me los lleve a casa para protegerlos, afirma.

Los textos destruidos oscilan desde geografía hasta astronomía, medicina y ley islámica; los escritos datan en algunos casos del siglo XIII.

En la sala de lectura, las estanterías están vacías, así como los pupitres equipados con lupas que también fueron destruidas.

ACTO DE VENGANZA Denominado como un santo de la ciudad antigua que escribió muchos manuscritos, el centro Ahmed Baba destaca por su modernismo pero fue diseñado para imitar el famoso estilo arquitectónico de Tombuctú de paredes de barro seco.

La semana pasada, los militantes islamistas estaban preparándose para huir de esa ciudad ya que sabían que la ofensiva de las fuerzas lideradas por Francia era inminente.

Pero, pese a que se fueron de forma apresurada tuvieron tiempo de hacer un último acto de venganza.

Los militantes ya cosecharon condenas de todo el mundo el año pasado cuando destruyeron tumbas sagradas y santuarios declarados Patrimonio Mundial de la Humanidad por parte de la Unesco. Pero ellos decidieron destruirlo con el pretexto de que violan principios de la ley islámica.

Elhadj Djitteye, que solía guiar a los turistas que visitaban la ciudad, cree que los combatientes ligados a al Qaeda llevaron a cabo el ataque a la biblioteca en respuesta a la intervención militar francesa en el país que ordenó el presidente Francois Hollande este mes.

Los islamistas hirieron a Tombuctú en el corazón, dice Djitteye al recordar que los yihadistas no tocaron los manuscritos en diez meses de ocupación de la ciudad.

Ese acto de los militantes dejó la sensación a muchos residentes de que se estaba borrando otro pedazo de la historia de su ciudad.

Los habitantes de Tombuctú están ansiosos por volver a tener un sentimiento de normalidad desde que las tropas francesas y malienses llegaron a la ciudad haciéndose llamar liberadores.

Los recuerdos de los extremistas, como los carteles negros con los que proclamaban la sharia en las puertas de la ciudad, están siendo retirados.

Pero durante casi un año, los militantes islamistas han dañado el centro cultural de más renombre de Mali y es probable que las cicatrices que dejaron por la ocupación de Tombuctú tarden mucho en curar.