El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, acusó a los manifestantes que critican su estilo de Gobierno de ir del brazo con el terrorismo, en declaraciones que podrían aumentar el enojo público tras los disturbios más violentos en décadas.

Cientos de policías y manifestantes han resultado heridos en los choques ocurridos desde el viernes, cuando una protesta para frenar una construcción en una plaza de Estambul desencadenó una ola de manifestaciones masivas contra lo que los opositores denominan el autoritarismo de Erdogan.

Las protestas se extendieron a decenas de ciudades, y no mostraban señales de disminuir el lunes, con manifestantes reunidos en la Plaza Taksim, en el centro de Estambul. Barricadas de escombros obstaculizaban el tráfico y bloqueaban la entrada a la zona.

Grupos de izquierda colgaron banderas rojas y negras y carteles pidiendo la renuncia del primer ministro.

Erdogan calificó a las protestas como el trabajo de enemigos seculares que nunca aceptaron el mandato de su partido AK, que tiene raíces en grupos islamistas prohibidos en el pasado pero que también contiene elementos de centroderecha y nacionalistas.

Esta es una protesta organizada por elementos extremistas, dijo Erdogan en una conferencia de prensa antes de partir en un viaje por África del Norte. Erdogan dijo que los manifestantes no tenían el apoyo de la población y rechazó cualquier comparación con la Primavera Arabe.

No dio ningún indicio de que estaba preparando concesiones a los manifestantes que lo acusan de impulsar una agenda islamista oculta en un país con una Constitución secular.

VIOLENCIA POLICIAL Estados Unidos está preocupado por los reportes de un uso excesivo de la fuerza por parte de la policía turca, dijo el secretario de Estado, John Kerry, quien pidió mesura y expresó su apoyo al derecho de realizar manifestaciones pacíficas.

Los muros alrededor de la plaza Taksim estaban cubiertos de una imagen tomada de una fotografía, ampliamente divulgada por Twitter, de un policía rociando con gas lacrimógeno a una joven mujer con un vestido rojo.

Pero Erdogan rechazó las acusaciones sobre un uso excesivo de la fuerza.