Vietnam disfruta los lujos de la globalización [VIDEO]

Nguyen Thi Thanh Loan pasó toda su infancia en los campos con lo justo para comer cada día. Hoy trabaja en una fábrica Ford al este de Hanói, en , un empleo que le permite comprar leche importada y juguetes para sus hijos.
 


Es una de los millones de vietnamitas que vieron sus vidas transformadas por los efectos de la globalización y la llegada de inversiones extranjeras a este país pobre que ahora tiene uno de los crecimientos económicos más sostenidos de Asia.

"Antes, los niños no tenían mucha ropa o comida, pero la vida ha mejorado porque los padres lograron empleos en las fábricas", explica esta obrera de Hai Duong, a 50 km de la capital.

Convertida en economía exportadora, Vietnam registra desde hace cinco años un crecimiento anual superior al 5%.

"Abriéndose a nivel mundial, a nivel regional, Vietnam cosechó claramente los frutos de la globalización", considera Ousmane Dione, director para Vietnam del Banco Mundial.

La reducción de la pobreza en este país es "una de las más espectaculares de la última década", agregó.

E incluso si el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), negociado durante años por Washington con once países de la región Asia-Pacífico, se ve amenazado por la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, Vietnam prometió continuar en la vía del libre comercio.

La localidad de Hai Duong dio un giro radical desde que Ford abrió su fábrica hace 20 años.

Esta zona antes agrícola tiene ahora una autopista de cuatro carriles bordeada de fábricas pertenecientes a grupos extranjeros que producen componentes electrónicos, prendas de ropa o calzado deportivo.

La propia hija de Trump, Ivanka, produce en Vietnam artículos para su colección de moda.


- 'Dos siglos nos separan' -

El país se abrió en los años 1980 a las empresas extranjeras. Y su economía se aceleró tras el levantamiento del embargo comercial estadounidense en 1994.

Las exportaciones representan hoy un 90% de su Producto Interior Bruto (PIB) y el ingreso anual medio pasó de unos 290 dólares hace dos décadas a 2.100 actualmente, según el Banco Mundial.

En Hai Duong, un obrero de Ford puede ganar de media más de dos veces esa cantidad, una pequeña fortuna en Vietnam pero evidentemente muy lejos del salario medio de un obrero estadounidense, que asciende a 43.000 dólares anuales.

"Todo ha cambiado, la gente trabaja ahora en las fábricas o la construcción y tiene ingresos estables", explica Nguyen Van Tuan, de 48 años, chófer a tiempo parcial cuyo negocio se disparó con el desarrollo de la región.

Creció en una casa de paja y tierra y ahora está muy orgulloso de su vivienda en cemento de tres plantas.

"La vida de mis hijos es tan diferente, ellos no tienen que trabajar tan duro porque yo gané dinero", explica. Sus dos hijos se mudaron a Taiwán, donde los sueldos son más elevados.

"Hay 20 años de diferencia entre mis hijas y yo, pero en el plano económico dos siglos nos separan", afirma Pham Van Hai, técnico de 32 años en la fábrica de Ford.

Sin embargo, algunos economistas advierten de los numerosos aspectos negativos de este desarrollo tan rápido: derechos laborales vulnerados por las empresas extranjeras y sus subcontratas y ningún respeto por el medio ambiente.

En Vietnam siguen estando prohibidos los sindicatos independientes y todas las organizaciones forman parte de la Confederación del Trabajo, más antigua que el Partido Comunista.

"Se flexibilizó la reglamentación en materia medioambiental y hemos visto sus efectos negativos", considera por su parte Tran Dinh Thien, director del Instituto de Estudios Económicos de Vietnam.

El año pasado, el acerista taiwanés Formosa provocó una inmensa contaminación marítima que mató a millones de peces en el centro del país al verter residuos tóxicos en el océano.

Tras el accidente, el grupo había afirmado cinícamente que Vietnam debía elegir entre la defensa del medio ambiente y el desarrollo.


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