Juan Pablo Escobar, de 40 años, presenta "Pablo Escobar In fraganti". (Foto: El Comercio)
Juan Pablo Escobar, de 40 años, presenta "Pablo Escobar In fraganti". (Foto: El Comercio)
Jesús Moya Choy

, el hijo del colombiano más conocido de la historia, conversó este sábado con El Comercio al llegar a Lima para presentar el segundo libro que publicó sobre su padre: "Pablo Escobar: In fraganti" (2016).

"Me recuerdan más por 5 segundos de amenazas que por 23 años de buen comportamiento", dice el hijo del fallecido líder del cartel de Medellín, quien esgrimió una amenaza de muerte a sus cortos 16 años tras enterarse de que su padre había sido asesinado. Hoy tiene 40 años, es arquitecto y diseñador industrial y tiene un hijo.

Juan Pablo Escobar Henao o Sebastián Marroquín, como figura en sus documentos legales, explica sus motivaciones para lanzar una nueva publicación que sucede a "Pablo Escobar: Mi padre" (2014). Dice apostar por declararle la "paz a las drogas" y, a solo 4 años de tener la edad de Pablo Emilio Escobar Gaviria cuando fue abatido, afirma que no quisiera dejarle a su hijo un legado como el que él tuvo que heredar del capo.

¿Cómo ha sido la experiencia de la publicación de tu segundo libro?
Surge en virtud del interrogante sobre si había o no más historias de Pablo Escobar para ser reveladas después de haber publicado “Pablo Escobar: Mi padre”. Indagamos seis meses en Colombia, hablando no solo con íntimos amigos de mi padre y ex empleados de él, sino también con sus peores enemigos. Era la primera vez que ellos se expresaron públicamente sobre lo que vivieron, sufrieron y sintieron.

En el inicio del libro plasmas los minutos en los que te enteras de la muerte de tu padre y dices que vas a matar a quienes lo asesinaron. ¿Cómo ha sido contactar con los enemigos de tu padre?
Muchos decían que estaba loco, que me iba a hacer matar por hablar con los enemigos. Pero me parece que la mejor manera de sanar esas heridas era acercándonos y abriendo espacios de un diálogo sincero para que la reconciliación y el perdón viniera como una parte posterior de estas experiencias. Y así sucedió.

A lo largo del tiempo has tenido declaraciones que narran los lujos con los que podías vivir bajo la fortuna que tenía tu padre. ¿Cómo es despojarse de eso y apostar, como tú dices, por la paz?
Yo creo que si no revelamos todas esas historias muy probablemente corremos el riesgo de repetirlas. La apuesta por la paz no viene desde el libro, sino del documental “Pecados de mi padre” donde tuve la oportunidad de acercarme a la familia Galán y Lara y a muchas otras víctimas después de esa experiencia. No hemos claudicado en nuestra búsqueda de conversar, de acercarnos muy respetuosamente a cada una de las víctimas de mi padre para, en el nombre de él, buscar un perdón y una reconciliación que nos permita construir un futuro diferente.

¿Cómo es tu relación con el sicario de tu padre, 'Popeye'?
Recientemente hicimos la paz. Habíamos tenido algunas diferencias. Quedó todo aclarado y me parece que tiene el derecho a hacer lo que hace y yo a hacer lo que hago.

En las tapas de tus libros se puede ver cómo decidiste ser el opuesto a tu padre. ¿Sigues sintiendo el mismo amor por él?
Mi amor por él es no negociable y nunca ha estado en duda. La diferencia es que yo no he permitido que me enceguezca frente a la gran cantidad de crímenes que él cometió. Una cosa es el amor y el vínculo que yo siento por el padre y otra muy diferente por el bandido que era.

¿Y por qué decides poner tu rostro al lado del suyo?
Era para el que tuviera dudas de que éramos padre e hijo.

"Cuando muera, no me gustaría que a mi hijo le toque negociar con todos los carteles de la droga a ver si lo van a dejar vivir o no".

Estás a 4 años de cumplir la edad que tenía tu padre cuando falleció. ¿Cómo crees que va a ser criar a tu pequeño hijo y crecer con una familia mientras tu padre no pudo hacerlo con la tuya?
Justamente de él aprendimos las lecciones que no queremos repetir en nuestra familia. Mi primer libro lo termino agradeciéndole por habernos mostrado el camino que no hay que recorrer y no quisiera dejarle a mi hijo un idéntico camino que el que me tocó heredar a mí de mi padre. Cuando muera, no me gustaría que a mi hijo le toque negociar con todos los carteles de la droga a ver si lo van a dejar vivir o no. Espero haber construido para entonces y para él un camino y un legado muy diferente al que me tocó heredar a mí.

En este segundo libro calificas como “agonizante” la política contra las drogas a nivel internacional. ¿A qué te refieres?
La guerra contra las drogas se ha perdido por nocaut. Yo te diría que ya no es ni agonizante, está muerta hace rato porque cada vez los narcotraficantes tienen más poder. Los avances en la lucha contra el narcotráfico han sido, no solamente nulos, sino que, contrario a lo que se le ha hecho creer a la gente, han contribuido al crecimiento y fortalecimiento de todas estas estructuras mafiosas que se dan el lujo de desafiar a cualquier democracia.

Tu padre vino al Perú en 1976 e inició la exportación de droga en la ruta Perú – Ecuador – Medellín – Miami…
También venía de Santa Cruz de la Sierra en Bolivia. En aquellas épocas la coca en Colombia no estaba instalada como tal y tenía que viajarse al sur para poderla encontrar.

Y ahora Colombia tiene el primer lugar de producción, Perú y Bolivia comparten el segundo lugar. Sólo en el último año, tu país aumentó en 50% los cultivos. ¿Crees que el legado de tu padre en ese aspecto es imbatible, es algo que no se puede combatir y de hecho está incrementándose?
Hace tiempo dije una frase que generó un escándalo, que si se comparaba a mi padre con los narcos de hoy él parecería un bebé de pecho. Algunos quisieron interpretarlo como que quería minimizar la responsabilidad de sus crímenes, cuando nunca ha sido así. Simplemente [quería] mostrar que mi padre se ufanaba cuando enviaba 500 kilos de cocaína a los Estados Unidos y los narcos de hoy envían 30.000 y 40.000 kilos en un solo viaje. Entonces, si eso no es mostrar que mi padre es pequeño en comparación con los narcos de hoy, gracias al favor que el prohibicionismo les hace. No encontrarás un solo narco en este planeta que esté a favor de la legalización o la regularización porque eso sería estar a favor del fin de su negocio.

¿Tú estás a favor de la regularización?
Yo estoy a favor de que se declare la paz a las drogas, que se regularice y que sean los gobiernos y el Estado quienes asuman las riendas del negocio. Prohibir es un acto de irresponsabilidad de los Estados que delegan a los delincuentes la administración de un negocio que afecta a la salud pública y de la cual el Estado no se quiere hacer responsable.

¿Qué nos puedes comentar sobre la historia que se cuenta en nuestro país sobre el nexo entre Pablo Escobar, Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos?
Primero debo aclarar que no soy amigo ni de Fujimori ni de Montesinos y trato de no tener ninguna injerencia en asuntos internos de ningún país, ni de opinar ni meterme en política, pero sí hay una historia concreta. La DEA [Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos] nos ofrece que inventemos una mentira. Yo tendría que decir que había escuchado una conversación entre mi padre y Fujimori donde éste le agradecía a mi padre el aporte de un millón de dólares a su campaña presidencial, cosa que jamás escuché en mi vida. La otra era que yo tenía que decir que había visto al señor Montesinos en la hacienda Nápoles haciendo negocios de narcotráfico con mi padre. A cambio de eso, nos darían las visas que nunca hemos tenido. Mi tío Roberto Escobar quiso colaborar y es colaborador activo de la DEA. Entonces, hace públicas las declaraciones en la revista Cambio 16 en Colombia y después publica el libro “Mi hermano Pablo”, donde hace esta serie de señalamientos, para mí, mal intencionados y el gobierno del señor Fujimori se cae, no tardó mucho.

Ping-Pong de ex presidentes
La opinión de Juan Pablo Escobar.

Tú has sido muy crítico con el mensaje de las series de Netflix, que consideras erróneo hacia los jóvenes. ¿Qué es lo que más te molesta de estas producciones?
Me molesta que glorifiquen la actividad criminal de mi padre. Yo no me opongo a que se hagan series sobre mi papá. A lo que si me opongo es a que el mensaje implícito en ellas sea un incitador de la violencia, que yo puedo medir en redes sociales. Chicos de todas partes del mundo terminan de ver estas series y me escriben: ‘yo quiero ser Pablo Escobar’. Ya dejaron de lado el sueño de ser futbolistas, de destacarse en alguna profesión y lo cambiaron por el sueño de ser narcotraficante gracias a estas narcoseries o narconovelas. En estas series brillan por su ausencia mensajes y lecciones de vida que sí nos quedaron a todos nosotros. Estábamos rodeados de millones y millones, pero muriéndonos físicamente de hambre.

¿Quisiste ser Pablo Escobar en algún momento?
Por 10 minutos de mi vida quise ser Pablo Escobar y ocurrieron exactamente después de que me enteré de su muerte hasta que llamé a los medios a retractarme y a decir que me arrepentía de mis dichos. Reaccioné violentamente. Todos lo hacemos cuando nos anuncian la muerte violenta de un ser querido. La diferencia en este caso es que, si tú dices ‘los voy a matar a todos’, la gente entiende que es parte de tu dolor y tu momento; pero si lo dice el hijo de Pablo Escobar lo toman como una amenaza para todo un país. Yo no comprendí, en el momento que dije esas cosas, las consecuencias de mis dichos. Aprendí que se me recuerda más por 5 segundos de amenazas que por 23 años de buen comportamiento.

¿Caminas con algún resguardo, tienes alguna protección?
No, yo aprendí que nadie se muere en la víspera. Bombas me han puesto, granadas me han tirado y no me ha tocado, no ha sido mi día. Será el día que será. Me puedo morir en el baño.

¿Qué le dirías a tus detractores en Colombia y el mundo que creen que comercializas la imagen de Pablo Escobar después de criticarlo por años?
Que tienen toda la razón. No tengo sino el derecho más que Caracol TV, Netflix y más que cualquier empresa o persona en el mundo para hablar de mi padre. Lo hago con un enorme sentido de responsabilidad, con la verdad y a nadie que lea un libro mío le quedan ganas de ser Pablo Escobar. Todos salen corriendo.

"No me gustaba las bombas que ponía ni la gente que secuestraba o mandaba a matar".

¿No hay un cambio de postura?
En absoluto. Mi padre ya me reconocía en vida como su hijo pacifista de 14 años, como lo ratifica el discurso pronunciado por él en el día que se entregó a la cárcel de La Catedral. Eso deja muy claro que yo nunca formé parte de su séquito de aduladores ni de los que le aplaudían la violencia. Yo no esperé a que mi padre se muriera para salir a criticarlo. Lo criticaba de frente y durísimo, porque no me gustaba las bombas que ponía ni la gente que secuestraba o mandaba a matar.

Si tuvieras que elegir una acción de tu padre que borrarías totalmente, ¿cuál sería?
No lo habría dejado entrar en la política, es la mafia más grande de todas.

¿Consideras que se volvió un mafioso al entrar en política?
Considero que los mafiosos son más mafiosos, valga la redundancia, que los mafiosos.

¿Tú te animarías a entrar en política?
No repetiría los errores de mi padre.

¿Cuál crees que es el principal mensaje de tu último libro?
Muestra claramente los tentáculos de la corrupción internacional que permiten el reinado del negocio del narcotráfico y que la prohibición sin duda nos deja un legado que está acabando los valores humanos de la sociedad. Creo que también es un testimonio de la enorme capacidad que tenemos de reconciliarnos a pesar de la gran violencia que nos pueda mantener atados.

¿Crees que Colombia está en camino hacia esa reconciliación?
Creo que Colombia no tiene un ejercicio en ese sentido, pero tenemos que hacerlo y estamos la mayoría de colombianos comprometidos en lograrlo. Vivimos durante décadas como en el viejo Oeste donde todo lo resolvíamos a los tiros. Se ha hecho grandes esfuerzos y avances en materia de seguridad y de recuperación de derechos y valores humanos. Sin duda es una tarea difícil de lograr, pero la paz no es solo un derecho, sino también un deber y una obligación de todos los ciudadanos.

¿Te incomoda aún que utilicen el nombre de tu padre?
No me lo tomo tan personal. Ya han hecho tantas cosas con ese nombre que no ando prestando mucha atención al uso que le dan por ahí. Trato de hacer un uso respetuoso y eso involucra decir que era un gran padre y era un bandido muy peligroso.

¿Crees que se ha convertido en una marca?
Más que una marca es prácticamente un ícono de la cultura pop de los 80. Este fenómeno de las series ha hecho que hasta policías y mafiosos se quieran sacar una fotografía conmigo. No porque yo represente los crímenes cometidos por él, sino por el parentesco y hasta por el parecido. Yo pienso que la marca de Pablo Escobar la han mal utilizado los medios de comunicación y, con las historias publicadas, han contribuido a que crezca el mito sobre él y a la percepción que se tiene sobre la historia de vida.

Juan Pablo Escobar o Sebastián Marroquín (su nombre legal) presentará "Pablo Escobar: In fraganti" este domingo 23 de julio a las 07:00 p.m. en la edición XXII de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Lima.

Aquí el video de la entrevista completa.

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