Donald Trump junto con su esposa Melania y su hija Ivanka en la inauguración del hotel. (Foto: AP)
Donald Trump junto con su esposa Melania y su hija Ivanka en la inauguración del hotel. (Foto: AP)
Redacción EC

Surgió un nuevo lugar de encuentro entre los políticos cercanos al presidente en Washington. Se trata de un hotel que lleva su apellido: Trump International Hotel.

Está ubicado sobre la avenida Pensilvania a cinco manzanas de la Casa Blanca y se convirtió en los últimos meses en el epicentro de reuniones para muchos conservadores y republicanos. En sus ocho meses de funcionamiento, obtuvo dos millones de dólares en beneficios.


Pero no son solo los políticos del partido quienes visitan este edificio. Los lobistas y empresarios también cambiaron los salones del Ritz o el Four Seasons por los pasillos del hotel Trump con la esperanza de toparse con un asesor del presidente o mejor todavía, con uno de sus hijos, y así conseguir una vía de entrada al Despacho Oval.

Este hotel también sirve como el único refugio para los republicanos, al vivir en una ciudad en donde el 93% del voto fue para la demócrata Hillary Clinton.

De todos modos, Patricia Tang, directora de ventas y marketing del hotel, sostiene en una entrevista con el diario El País que su estrategia para captar clientes "no se enfoca en ningún grupo de personas en particular".

"No tenemos nada que ver con la Administración Trump. El hotel tiene éxito por su localización en el centro de la ciudad y por el histórico edificio que ocupa, así como el extraordinario servicio que ofrece nuestro equipo", defiende. Pero, desde que Trump, rodeado de su familia, inauguró el hotel de 263 habitaciones como un acto de campaña el pasado octubre de 2016, el hotel es parte de la nueva política de la capital.

—El negocio—
La empresa del magnate tenía acumulada una pérdida de 2,1 millones en el primer año. El proyecto consistió en restaurar con 200 millones de dólares el histórico inmueble donde antes se encontraba la oficina de correos de la capital. Pero con un ingreso medio de 650 dólares por huésped -la tarifa más cara de Washington-, el negocio de los Trump ya arrasa.

Los beneficios también derivan de quienes desean cenar en BLT Prime, el único restaurante que el presidente ha visitado desde que está en la capital, ubicado en una terraza interior que asoma al vestíbulo desde la segunda planta. Muchos degustan un solomillo Kansas City de 566 gramos cortado por la mitad y en su punto, el plato favorito del magnate.

En sus habitaciones durmieron, entre otros, el presidente de Rumania, Klaus Iohannis; el ex portavoz de Trump, Anthony Scaramucci, o Steve Mnuchin, el secretario del Tesoro, quien residió en el hotel seis meses.

En sus salones, grupos de interés, en ocasiones pagados por gobiernos extranjeros, celebran comidas y organizan eventos para seducir o llamar la atención de los círculos del presidente. Y por sus lounges pasan muchos ex asesores del republicano o figuras de la Casa Blanca como Sean Spicer, ex portavoz del Ejecutivo, o Corey Lewandowski, ex director del equipo de campaña de Trump.

Abogados y demócratas ya han presentado demandas por el conflicto de intereses que supone para el presidente recibir beneficios de un hotel que lleva su nombre.

Pese a que el republicano se desligó de la empresa familiar tras ganar las elecciones, sigue siendo recipiente de sus beneficios. Los problemas son mayores cuando estos provienen de gobiernos extranjeros, algo que es ilegal según la Constitución. Según ha prometido el hotel, dichos ingresos serán donados al Tesoro a fin de año.

Fuente: La Nación, GDA

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