¿Qué tiene que hacer Trump para ganar el segundo debate?

La resaca del debate del lunes terminó y casi todos coinciden en que Hillary Clinton hizo una buena performance con respecto a su rival Donald Trump. Pero esta es la primera prueba de tres confrontaciones y aún queda mucha tela por cortar.

Como ocurrió el 2012, el primer debate entre Barack Obama y el republicano Mitt Romney fue a favor del segundo. El presidente, que entonces buscaba la reelección, no mostró mucho entusiasmo pese a sus excelentes dotes de orador, y fue cercado en muchos de sus argumentos por el mormón. Pero Obama se recuperó en los siguientes debates y salió airoso en el análisis final.

Con este cercano antecedente, la mala actuación de Trump en el debate podría revertirse el 9 de octubre en Missouri sí, y solo sí, el millonario decide entrenarse, practicar y escuchar a sus consejeros. Si el republicano sigue afirmando que él estuvo mejor en el primer debate y continúa en su burbuja, pues entonces sus posibilidades de salir bien parado la segunda vez son remotas.

Por ejemplo, en los últimos días no ha cesado de culpar a todos, menos a él, de su poca preparación. Que el micro estaba defectuoso, que el moderador fue hostil con él o que no quiso avergonzar a Hillary con el tema de los ‘affaires’ de su esposo durante la presidencia. 

Su equipo más cercano ya está trabajando para tratarlo de convencer de que se enfoque más y tome más tiempo en ensayar. El objetivo, para ellos, es que explote las principales vulnerabilidades de la demócrata, y que no fueron aprovechadas el pasado lunes. Como por ejemplo, el hecho de que la ex secretaria de Estado forma parte del ‘establishment’ político y que Trump, por el contrario, significa el cambio, que es el principal argumento de los seguidores del magnate. 

También, como revela “The New York Times”, sus asesores quieren que practique el formato del siguiente debate, donde los postulantes no estarán parados hablando desde un estrado, sino que estarán rodeados de votantes indecisos que les formularán preguntas. Tanto Trump como Clinton tendrán la facilidad de poder moverse y acercarse a los ciudadanos -un ‘town hall meeting’- mientras contestan las preguntas. Un formato que también puede estar en contra de Trump, que no está en absoluto acostumbrado a este tipo de escenarios. 

Aún nada está dicho. Así como hubo expectativa sobre cómo podría ser el primer debate, ahora el interés estará en ver si el magnate es capaz de recuperarse. De todos modos, como comentó a El Comercio el profesor Alan Schroeder, experto en debates presidenciales, este es solo un factor entre los muchos que decidirán esta trascendental elección. 

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