Foto del 7 de mayo de 1919, durante las negociaciones previas al Tratado de Versalles. La imagen muestra a los delegados aliados afuera del Gran Trianón, en París. Al medio, el primer ministro francés, Georges Clemenceau. (Getty Images)
Foto del 7 de mayo de 1919, durante las negociaciones previas al Tratado de Versalles. La imagen muestra a los delegados aliados afuera del Gran Trianón, en París. Al medio, el primer ministro francés, Georges Clemenceau. (Getty Images)
Renzo Giner Vásquez

“Después de la ‘guerra que acabaría con todas las guerras’, parece haber tenido bastante éxito en París firmar la ‘paz para acabar con la paz’”. Así describió el mariscal británico Archibald Wavell la firma del en 1919, fin oficial de la y germen del futuro megaconflicto internacional que estallaría veinte años después.

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Ayer se cumplieron cien años de la firma del tratado con el que los Aliados sellaron la paz con una Alemania que quedó humillada y con las otras Potencias Centrales.

Cada detalle fue elegido para reafirmar la victoria aliada. El acuerdo se selló en la Galería de los Espejos del Palacio de Versalles, el mismo lugar donde se proclamó el Imperio Alemán en 1871. El día, 28 de junio, fue elegido en conmemoración del asesinato en 1914 del archiduque austrohúngaro Francisco Fernando y su esposa Sofía Chotek, que fue el detonante de la llamada Gran Guerra.

A paso lento, los oficiales alemanes ingresaron al palacio para ser los primeros en firmar el acuerdo. Este fue preparado desde el 18 de enero por los Cuatro Grandes (Francia, EE.UU., Reino Unido e Italia) y presentado recién el 7 de mayo a los alemanes, sin hacer caso a sus propuestas. El 17 de junio, Alemania recibió un ultimátum de cinco días para decidir si accedía.

El tratado obligó a los germanos a ceder el 15% de su territorio, limitar su ejército a 100 mil soldados, abolir el servicio militar y cumplir reparaciones económicas imposibles de pagar con la crisis que vivían.

Sin embargo, lo más doloroso para los derrotados fue que debieron reconocer su papel como causantes de la guerra. “Era un tratado inviable, muy torpe. Versalles es el ejemplo clásico de cómo no se debe hacer un tratado”, señala el historiador de la Universidad de Lima Juan Luis Orrego.


—El nuevo Viejo Continente—

El acuerdo hizo que Europa viera un drástico cambio en su mapa, con nuevos países ocupando el lugar de los fenecidos imperios austrohúngaro, ruso, alemán y turco-otomano.

“Hubo dos tipos de imperios: los europeos, como el austrohúngaro; y los extraeuropeos, como el turco-otomano”, detalla Orrego. “Lo que se refuerza en Europa y forma parte de la caída de los imperios fue el nacionalismo, que se azuzó tras los castigos contra Alemania. La caída turca implicó el reordenamiento del Cercano y Medio Oriente. Los perfiles de muchos países que hoy vemos ahí fueron diseñados por los británicos tras la guerra, algunos basados en una identidad histórica y otros para defender el equilibrio de poderes o resguardar yacimientos petroleros”.

Más allá de la reconfiguración geográfica, Europa experimentó cambios a nivel social y político, como la desaparición de los privilegios nobiliarios; la creación de la Liga de las Naciones (predecesor de la ONU); las luchas por los derechos de los trabajadores, que inspiraron la revolución rusa de 1917; y la reivindicación de las mujeres, que durante la guerra trabajaron en las fábricas y ahora se negaban a retomar su papel pasivo.

En el plano económico, el Reino Unido y Francia cedieron el lugar de potencia mundial a EE.UU., el único que salió mejor de lo que entró a la guerra. “Hasta cierto punto fue el declive de Europa, pues tuvo que ir dependiendo poco a poco de la economía estadounidense”, remarca el historiador.

Además, la diversidad poblacional en las nuevas naciones causó conflictos internos y el fortalecimiento de corrientes nacionalistas en Hungría, Rumanía y, por supuesto, en Alemania e Italia.

Estos dos últimos terminarían consolidándose en el fascismo y nazismo con la llegada de Mussolini y Hitler al poder. El tablero quedaba listo para un nuevo conflicto, uno que solo tardaría dos décadas en llegar.


--El Perú en Versalles--

El ex presidente peruano y por entonces embajador en Roma Óscar R. Benavides representó al país en Versalles. Según Orrego, intentó denunciar la chilenización de Tacna y Arica, algo imposible, pues solo se trataron temas europeos.

El fin de la guerra afectó la economía peruana por la caída de las exportaciones. La inflación generó un descontento que terminaría manifestándose en el gran paro general de mayo de 1919.


--Fechas claves de la guerra--

28/6/1914
El archiduque y heredero a la corona austrohúngara, Francisco Fernando, y su esposa Sofía son asesinados por el estudiante nacionalista serbobosnio Gavrilo Princip durante su visita a Sarajevo.

28/7/1914
Austria le declara la guerra a Serbia.

1/8/1914
Alemania invade Bélgica y le declara la guerra a Francia. Un día después, los británicos declaran la guerra a los alemanes.

6/9/1914
Se inicia la batalla del Marne, que se extiende hasta el 17 de noviembre.

25/4/1915
Se inicia la Batalla de los Dardanelos.

21/2/1916
Alemania lanza una ofensiva sobre el distrito francés de Verdún.

1/7/1916
Se inicia la Batalla del Somme. Dejó 1,2 millones de muertos y heridos.

6/4/1917
Estados Unidos le declara la guerra a Alemania.

15/12/1917
Rusia firma un armisticio con Alemania.

29/9/1918
Bulgaria firma el armisticio de Tesalónica. El 24 de octubre, Austria hace lo propio y, seis días después, le sigue Turquía.

11/11/1918
Alemania firma el armisticio.

28/6/1919
Se firma el Tratado de Versalles.


--La paz en primera plana--

El mismo 28 de junio de 1919, El Comercio anunció la paz en una edición de 10 páginas. Dos años después, por el primer centenario de nuestra independencia, llegó a Lima el general de división Charles Marie Emmanuel Mangin, héroe de Verdún, una de las batallas más sangrientas.

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