La barba de Fidel Castro lo acompañó desde sus tiempos de que fue guerrillero en la Sierra Maestra. (Foto: AFP)
La barba de Fidel Castro lo acompañó desde sus tiempos de que fue guerrillero en la Sierra Maestra. (Foto: AFP)

Sentimientos encontrados. Eso es lo que siento al escribir un obituario para quien un soleado 2 de diciembre, mientras se conmemoraba en La Habana el noveno aniversario del desembarco del Yate Granma, desde su habitual tribuna en la Plaza de la Revolucin, anunci mi nacimiento.

Fidel puede dividirse en dos; el interno es decir, el que compete nicamente a Cuba y a los cubanos, y el externo, el mundial; pero yo prefiero hablar de mi Fidel personal.

Como todos los nios, yo tambin quera ir al parque a jugar bisbol con mi pap.

Pero eso nunca fue posible y cada vez que preguntaba, me tena que conformar con la misma respuesta: Deberas estar orgulloso porque Almeida, junto al Comandante en Jefe, andan ocupados cumpliendo tareas de la patria.

Era obvio, al menos para m, que yo no formaba parte de esa patria emproblemada y, por simple lgica infantil, comenc a sentir una suerte de admiracin y rivalidad hacia Fidel y lo que simbolizaba.

Sin embargo, por ms que intento explorar en mis recuerdos de infancia, no consigo encontrar el momento en que apareci en mi vida.

Lo que s recuerdo bien fue mi decepcin ante la primera mentira que recib de aquel hombre, a quien mis mayores llegaron a comparar con Dios, vestido de verde olivo.

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- Promesa -

Corra el inicio de un verano y regresaba yo del colegio.

Desde la esquina lo vi. Estaba mi padre en la calle, recostado a la ventanilla de un GAZ-69 verde aparcado, o mejor dicho atravesado, justo frente a la entrada del garaje de mi casa.

Al verme sonri, corr hacia l y lo bes con pasin, impregnando mi abrazo con su inseparable aroma, Imperial de Guerlain.

Entonces repar que dentro de aquel auto sovitico estaba sentado Fidel, el causante de todas mis cuitas infantiles.

Le ped acariciarle su barba y no solamente accedi, tambin me prometi con una media sonrisa que en cuanto yo terminara de hacer las tareas de la escuela, me dara un paseo en su auto.

Sera injusto no decir que pasear con Fidel era, en aquel momento, el mayor regalo para cualquier pionero cubano, y era mi oportunidad de perdonar a mi rival.

Pero para cuando con velocidad ultrasnica resolv mis quehaceres escolares, Fidel Castro haba huido y por ms que mis padres intentaron explicarme, ese da dej de creer que Fidel era el hroe honesto, valiente, decidido, que amaba a los nios.

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- Voy a ser breve -

Casi puedo entender la variedad de sentimientos encontrados que genera la muerte de este hombre que simboliz el poder.

Muchos lo aman, tal vez ms lo detestan, porque Fidel Castro ha sidocontroversia, devocin, divisin, vanidad, insolencia, desunin, vicio, pecado, crueldad, creencia, cordura, bondad, arrebato, religin, atesmo, necedad, injusticia e infamia.

Fue un hombre que en vida juzg sin temblarle el pulso y justo ahora comparecer ante el juicio de la historia, porque la muerte nos iguala a todos, incluso a los ms diferentes.

No tengo espritu funerario y no creo que el fallecimiento de este hombre pueda solucionar y borrar de un plumazo los problemas que como nacin nos aquejan. Ojal.

De ser as, ahora tambin estaramos dando sagrada sepultura a muchsimos cubanos que perdieron su vida en el mar, camino a la libertad.

Muri aferrado al poder de su verdad; a todos nos embauc con su repetida frase Voy a ser breve.

La longevidad, ese extrao sinsentido fue el peor de sus errores, porque como deca mi abuela No existe nada de pico, y s mucho de prudencia, en la muerte natural.

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- La legendaria barba -

A partir de ahora saldrn a la luz barbaridades cometidas por este castrador de sueos, como la inslita aventura de un Fidel que se empe en dragar la cinaga de Zapata para cultivar arroz.

Tambin se hablar de la claridad sus aciertos. No olvidemos que Fidel trabaj toda su vida esculpiendo su imagen para clavarla en la historia.

Y seremos testigos de sus excesos, errores y secretos, es lo que toca, y enjuiciar ya no da lugar.

Estamos justo parados sobre la lnea de meta. Comienza la era postCastro y debemos curar las heridas, poner fin a la tristeza, y a todo aquello que como pas nos divide.

Muy cierto, Fidel Castro fue un estadista que hizo de la divisin ideolgica su plataforma y su fortaleza, pero yo solo recordar sus dientes amarillentos y su legendaria barba como un montn de vellos duros con peste a tabaco.

*Juan Almeida es un escritor y disidente cubano que vive en Miami. Estuvo preso en Cuba por oponerse al gobierno. Es hijo del Comandante de la Revolucin Juan Almeida Bosque, compaero de Fidel y Ral Castro en la Sierra Maestra y expedicionario del Yate Granma.

Fuente: BBC

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