Venezuela: la pugna por mantener viva la imagen de Chávez
Venezuela: la pugna por mantener viva la imagen de Chávez
Jesús Moya Choy

El nuevo presidente de la Asamblea Nacional de , Henry Ramos Allup, se ha enfocado en una ‘limpieza’ desde adentro que constituye un cambio de imagen en el emblemático edificio legislativo. Lógicamente, generó reacciones inmediatas de simpatizantes chavistas: su líder ha sido ‘desalojado’ de uno de los poderes estatales.

La imagen del fallecido líder de la llamada revolución bolivariana en Venezuela no solo es parte de los edificios gubernamentales, sino que está presente en las calles, en los colegios y en diversos medios digitales desde su muerte en el 2013. El nuevo Parlamento ha iniciado un proceso no solo para —como ya fue anunciado— buscar una salida constitucional del presidente Nicolás Maduro, sino para acabar con un aparato propagandístico férreo y anclado en el imaginario de un gran sector de la población.

Como la memoria es frágil, es preciso recordar que Hugo Chávez Frías se lanza a la campaña presidencial de la cual resulta ganador en el año 1998 bajo la premisa “Chávez, la fuerza que mueve al pueblo”. Desde ese momento se concibe la imagen del líder militar que llegaría a poner el orden demandado por la población de Venezuela.
 

Para finales del año siguiente, sería aprobada la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que rige hasta la actualidad: una carta magna basada en los ideales de Simón Bolívar y que llevaría como emblema “si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”, frase célebre del libertador.

En contraste, Nicolás Maduro Moros llegó al poder en el 2013 luego de la muerte de un presidente en funciones, tras asumir el rol de la vicepresidencia bajo designación del "comandante". El cambio en la figura presidencial es crucial para entender el aparente detrimento constante y acelerado del oficialismo en Venezuela, para lo cual ha cumplido un rol importantísimo la imagen del difunto líder de la revolución bolivariana.

En diálogo con El Comercio, el analista Ramiro Escobar explica que “el chavismo es un modo de hacer política. Es un populismo basado en programas sociales, que resuelven problemas de la población a costa de deteriorar el sistema institucional y democrático. Para que eso funcione tiene que haber dos elementos centrales: una figura carismática, como era Chávez, y un gran aparato de propaganda. Una vez desparecida esa figura, el segundo siempre es una figura más débil y la propaganda ya no funciona tanto porque está encarnado en una persona que no está, es un recuerdo.” 

— Imagen eterna, gobierno deteriorado —

“Es bastante simbólico. No te estás llevando un cuadro, te estás llevando la representación de una figura política que sigue siendo influyente. El problema es que de todas maneras cuando ya no está en vida no tiene la misma influencia de antes, sobre todo si su heredero es una figura política débil”, afirma Escobar.

Las primeras acciones de la Nueva Asamblea suponen la lucha por acabar con una identidad visual en Venezuela abarrotada con el chavismo. Aquella ha conseguido inmortalizar al "comandante". (Foto: Reuters)
 

(Foto: Reuters)

Durante la campaña electoral del 2013 en Venezuela que ganó Nicolás Maduro esto se hizo evidente: “Chávez para siempre, Maduro presidente. Chávez te lo juro, mi voto es pa’ Maduro”, gritaban y cantaban en las congregaciones del PSUV. La rima le valió vencer a Henrique Capriles y la continuación de la promesa de Chávez. Hoy eso ha cambiado. 

“Si no hay ciertas cosas básicas, como el clásico ejemplo del papel higiénico, la propaganda ya no sirve de mucho. Por eso han intentado de hiperbolizar esa imagen de Chávez”, apunta Ramiro Escobar. Y es que la pérdida de la mayoría calificada en el legislativo es histórica tras haber ganado casi toda elección que se le haya presentado al chavismo en Venezuela.

(Foto: Reuters)
 

(Foto: Reuters)

— La figura entrante —

El flamante presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Henry Ramos Allup, es un político de larga data que pertenece al partido Acción Democrática, del ex presidente Carlos Andrés Pérez. Sin embargo, en su momento fue crítico del citado dirigente.

“Julio Borges es de un partido relativamente nuevo, de oposición, pero que no significa la vuelta al pasado. Cuando pones en la presidencia de la Asamblea Nacional a un miembro de Acción Democrática, inmediatamente traes al presente el “caracazo” (manifestación violenta que se produjo en Venezuela en el año 1989), porque él es representante de un partido que estuvo metido en el gobierno que propició las medidas económicas que dieron origen al caracazo”, argumenta Escobar.

En una entrevista al dirigente opositor Leopoldo López por el canal estatal de Venezuela, VTV, afirmó sobre el año 2002 cuando Hugo Chávez fue sacado del gobierno por un breve tiempo, siendo reemplazado por el empresario Pedro Carmona, que “en ese momento se cometieron errores porque el país llegó a unos niveles de confrontación, de encrispación y de intolerancia que no teníamos que haber llegado y que yo le pido a Dios que más nunca volvamos a llegar a esos niveles”. 

¿En la actualidad podría llegarse a un escenario similar? Ramiro Escobar recuerda ese día de abril del 2002. "No sólo estaba en Caracas sino dentro del Palacio presidencial de Miraflores cuando fue retomado por los chavistas. La oposición de ese momento era una oposición distinta a la de ahora. La oposición era una oposición dura, que no hacía ninguna concesión al chavismo, no tenía un programa político claro y cuyo principal propósito era derrocar a Chávez. Además era básicamente de derecha, era ruda, tan es así que cuando Chávez es sacado del poder, se portan igual o peor que él: detienen gente, hostigan a la embajada de Cuba”, cuenta el analista.

Escobar comenta que, a su juicio, "la entrada al Parlamento ha sido esperadamente abrupta, hasta agresiva. Y por supuesto el chavismo ha respondido del mismo modo. Para el chavismo que entre el presidente del parlamento y diga que van a hacer lo posible para cambiar el gobierno en seis meses es prácticamente una declaración de guerra”. “Configura un escenario en el cual el conflicto no va a acabar. Va a continuar y ahora en las calles y dentro de un poder del Estado”, afirma. 

“La oposición de ahora no es la misma del 2002, es una oposición que tiene incluso miembros de centroizquierda, es más heterogénea. Pero a la hora de decidir ha pesado la influencia histórica de Acción Democrática y otros grupos. Es un poco delicado que la conducción de la oposición esté en manos de quienes fácilmente exacerban al chavismo”.

— Dos caras de la moneda —

Henrique Capriles y Leopoldo López tienen percepciones distintas sobre cómo se debe abordar la crisis en Venezuela. (Foto: AP)
 

(Foto: AP)

Para Ramiro Escobar, “Capriles a lo largo de los años es un personaje político que ha aprendido, es uno de los primeros en la oposición que se dio cuenta que debían tener algo más que simplemente derrocar al autócrata. Se ha jugado dos procesos electorales, ha logrado ampliar la influencia de la oposición venezolana a sectores populares, reconoció que mantendría algunos programas del chavismo.”

Por otro lado, “Leopoldo López ha apostado por la inmolación pública. Esta vía llamada la salida (convocatoria del opositor en Venezuela que conllevó a protestas violentas y más de 40 personas muertas), que era prácticamente sacar a la gente a las calles a que se produjera un quiebre institucional. Está pagando, a mi juicio, una prisión injusta, excesiva, con acusaciones que no tienen sustento, prácticamente lo han empapelado y lo han metido a la cárcel.”

Venezuela vive tiempos de tensión. El chavismo se enfrenta lo que puede ser la lucha más difícil que le haya tocado vivir. La oposición hace gala de su nueva investidura ante el reto que significa legislar en este escenario, prometiendo cumplir responsabilidades y arremetiendo contra la imagen de Hugo Chávez.

El fallecido ex presidente venezolano tiene sin duda un lugar muy especial en la historia de Latinoamérica. Sin embargo, los poderes del Estado no participan de propaganda política. El asunto debe tomarse con pinzas si el verdadero objetivo es el bienestar de Venezuela y sus ciudadanos, agobiados por la turbulenta agenda política y económica de los últimos meses.

Autor: Jesús Moya Choy

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