MDN
Kenia

Nairobi. Los ciudadanos de se levantaron el jueves último divididos entre los que acudieron a depositar su voto y quienes secundaron la llamada de la oposición para boicotear la repetición de las presidenciales del pasado mes de agosto, que fueron anuladas por el Tribunal Supremo tras numerosas irregularidades.

Una tímida lluvia servía de excusa a los indecisos en una tensa jornada marcada por dos escenarios distintos: la guerra con la policía en los tradicionales bastiones de la oposición y la paz del resto de las calles.

Según medios locales, cuatro personas han perdido la vida -entre ellas un niño de 14 años- por disparos de la policía en manifestaciones de las poblaciones de Kisumu, Siaya o Homa Bay (oeste) y en los barrios chabolistas de Kibera y Mathare (Nairobi).

Barricadas, gas lacrimógeno, disparos al aire, camiones hidrantes, colegios electorales cerrados por acciones de boicot y representantes de la autoridad electoral huyendo de los centros de votación por el peligro que corrían sus vidas han sido la tónica en los feudos de la oposición.

"Empecé a escuchar los disparos a las seis de la mañana", cuenta a Efe Ivonne, una ciudadana del barrio de chabolas de Kibera, uno de los más grandes del mundo, que aseguró que aún bien entrada la tarde seguía oyendo tiros y explosiones de granadas con gases.

"No voy a votar de ninguna manera. Hoy nos quedamos en casa. Raila Odinga (el líder de la oposición) ha llamado al boicot y vamos a seguirlo", dijo a Efe un ciudadano de otro de los barrios de chabolas de la capital, Kawangware.

Pese a que el líder de la oposición les pidió que se quedaran en casa, algunos ciudadanos salieron a las calles a protestar contra un proceso electoral que consideran una "farsa".

Estos altercados han impedido que ciudadanos como Mûtûra Kuria, vecino del barrio chabolista de Korogocho (Nairobi) hayan podido ir a votar. "La tensión es muy alta, no voy a votar por seguridad, puedo escuchar los disparos en mi barrio", aseguró a Efe.

Fuera de las favelas y de las poblaciones mayoritariamente favorables a la oposición, los electores votaban por la que consideran como opción más estable -y seguramente la única viable-, el presidente Uhuru Kenyatta, que gobierna el país desde 2013.

Sin embargo, a diferencia de los comicios del pasado agosto, no hubo largas colas para ejercer el voto. En colegios como Saint Georges, en la capital, votar llevaba diez minutos, nada que ver con las nueve horas que algunos necesitaron en la jornada anulada.

Parte de la gente aparecía confundida y cansada por la situación que el país soporta desde hace dos meses y medio, con la economía desplomada, colegios y universidades cerrados y proyectos de desarrollo detenidos, todo a la espera de un proceso electoral que al menos ya es histórico en África.

"No podemos seguir así durante más tiempo. La situación está llegando a límites insospechados", cuenta a Efe otra keniana, Veronique, indignada por haber perdido la matrícula escolar de sus hijos este trimestre y tenerlos en casa de brazos cruzados.

Con un ojo puesto en el pasado, cuando la violencia postelectoral de 2007 dejó 1.100 muertos y 600.000 desplazados, Ivonne se asoma a la ventana de su chabola y reflexiona en voz alta: "Mi vida se ha detenido por el afán de los líderes políticos".

Mientras, espera a que los disparos terminen para poder hacer la compra o recargar el saldo de su teléfono móvil.

Sin embargo, la espera se alargará, porque la Comisión Electoral ha pospuesto los comicios hasta el sábado en algunas zonas del país por los disturbios.

"Kenia es un lugar bonito con gente bonita, pero está rota por la lucha de políticos", sentencia Veronique.

Fuente: EFE
LEE MÁS DE MUNDO EN:

Contenido sugerido

Contenido GEC