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Agencia AFP

Manifestantes reclamaron el miércoles frente a la embajada de en Nueva Delhi, la violencia ejercida contra la minoría musulmana que, según la , suma al menos 379,000 civiles desplazados en medio de una “limpieza étnica”.

Las discrepancias internacionales sobre la situación de los rohinyás de Birmania se acentuaban este martes mientras sigue su éxodo masivo hacia Bangladés, una "limpieza étnica", según la ONU, que el miércoles reunirá a su Consejo de Seguridad.

La ONU anunció este martes que unos 370.000 rohinyás se han refugiado en Bangladés para huir de la violencia que estalló en el oeste de Birmania desde finales de agosto. El lunes habían sido contabilizados 313.000 refugiados.

La reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, que examinará esta crisis, se anuncia tensa, sobre todo con China, el principal inversor extranjero en Birmania, que este martes expresó su "apoyo" a los esfuerzos de las autoridades birmanas para "preservar la estabilidad de su desarrollo nacional".

Mientras muchos países critican a Birmania por la crisis de los rohinyás, China mantiene relaciones con su gobierno —liderado de facto por la premio Nobel de la paz Aung San Suu Ky—, en el marco de la estrategia comercial, energética y de infraestructuras china en el sudeste asiático.

La llegada de rohinyás que huyen a pie, en medio del barro y bajo la lluvia, está provocando una crisis humanitaria en el vecino Bangladés, con campamentos de refugiados superpoblados.

En total, si se incluyen los rohinyás que ya se vieron obligados a dejar sus hogares por los anteriores estallidos de violencia, habría al menos 650.000 rohinyás en Bangladés, unas estimaciones difíciles de confirmar, admite la ONU.

"La magnitud y la velocidad del flujo [de refugiados] no tiene precedentes en Bangladés", estima la Unicef, que precisa que "60% de los refugiados son niños".

La ola de violencia se desencadenó el 25 de agosto, cuando los ataques rebeldes rohinyás contra comisarías birmanas desataron la represión del ejército. Al menos 500 personas murieron, en su mayor parte miembros de esa minoría musulmana, según el ejército.

Los rohinyás son tratados como extranjeros en Birmania, un país con más del 90% de la población budista, y están considerados apátridas a pesar de que algunos estén instalados allí desde hace generaciones.

El lunes el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein, afirmó que el trato que Birmania da a la minoría musulmana rohinyá se asemeja a un "ejemplo de limpieza étnica de manual".

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