La bandera de Finlandia en Helsinki. (Foto: Reuters/Ints Kalnins)
La bandera de Finlandia en Helsinki. (Foto: Reuters/Ints Kalnins)
Mika Koskinen

En el Perú en los últimos años se ha debatido mucho sobre cómo avanzar en . Quisiera compartir con los lectores de El Comercio algunos puntos de la experiencia de en este tema.

En primer lugar, es clave que toda la sociedad esté comprometida a trabajar en conjunto por una visión de largo plazo. Al comienzo de los años 50, Finlandia era un país con muy pocos recursos, que recién empezaba a recuperarse luego de la Segunda Guerra Mundial. Nuestro ingreso nacional per cápita era uno de los más modestos en Europa y aun así teníamos que pagar una deuda de guerra muy alta. Lo hicimos, y acabamos con la deuda, con mucho esfuerzo, todos los finlandeses juntos, con una idea fuerza: la de levantarnos como nación, tras los malos tiempos de la guerra.

De este mismo modo –todos juntos–, hemos logrado construir un estado de bienestar basado en la alta calidad de la educación pública, sin costo alguno para los alumnos y pagada con los impuestos de todos. ¿Cómo fue posible? Estoy seguro de que fue gracias en gran parte al consenso político, específicamente el consenso sobre dejar de lado los intereses partidarios para conseguir algo vital para la nación. Mejorar la calidad de la educación toma tiempo, no se consigue durante un solo período de gobierno. Debemos tener una visión más amplia, pensar firmemente en el futuro de nuestros hijos y nietos y apostar por la mejora de la educación a largo plazo –la única vía sostenible para aumentar la calidad de vida en un país–. Creo firmemente que esto es lo que los ciudadanos esperan de sus gobernantes: que generen las condiciones para que todos tengan la posibilidad de ir a una buena escuela y universidad públicas. No se pueden perder los talentos de niños y jóvenes.

Finlandia tiene una larga tradición de formar gobiernos de coalición entre distintos colores políticos. En nuestros gobiernos cohabitan muchas veces varias voces muy distintas: conservadores con socialdemócratas, la izquierda con el partido del centro. Es también una fórmula para trabajar todos juntos por el bien del país y lograr metas importantes juntos –así, pensando en el mejor futuro del país, cediendo cada uno un poco en las posturas individuales, se puede alcanzar grandes logros–. Es importante destacar que las bondades del consenso político se ven en la continuidad de las políticas acordadas, que produce resultados concretos a largo plazo.

Otro punto clave para la mejora de la calidad de la educación que quiero destacar es la formación de los maestros. La carrera de maestro goza de una popularidad enorme en Finlandia y solo son aceptados los mejores alumnos de los colegios (aproximadamente, el 10% de los candidatos son aceptados). Para poder ejercer los maestros deben realizar altos estudios universitarios: una maestría de muy alta calidad. De las universidades finlandesas egresan maestros muy bien formados y por eso confiamos mucho en su capacidad para enseñar a nuestros hijos, ellos tienen mucha libertad para planificar su trabajo dentro del marco curricular nacional.

A diferencia de lo que cree la mayoría de extranjeros, los maestros finlandeses tienen un sueldo promedio normal. El dinero no es una motivación para elegir la carrera de maestro. Creo que más bien la clave está en el altísimo reconocimiento social que tiene un maestro. Los finlandeses valoramos y agradecemos la importante labor que tienen entre manos. Ellos son los pilares de nuestra sociedad. Tanto que uno puede preguntarse: ¿qué profesión podría ser más importante que formar a nuestros hijos?

Para completar mi reflexión, quiero destacar la importancia de la formación continua de los maestros. En Finlandia los maestros se capacitan continuamente, año tras año y el Gobierno les brinda facilidades para seguir formándose. Es la única manera de enseñar bien y mantener los conocimientos al día. Y cuando la formación continua funciona bien, las autoridades no necesitan dudar de las capacidades de los maestros. Está en el interés de los maestros el recibir formación continua y este punto está incluido en la agenda sindical en Finlandia.