Invierno nuclear, por Félix Puémape
Invierno nuclear, por Félix Puémape
Félix Puémape

“El Caso Odebrecht es el meteorito que marcará el fin de los dinosaurios”, sentenció hace unas semanas el ex candidato presidencial Julio Guzmán a través de sus redes sociales. A la luz de las capturas realizadas por la policía en la última semana a funcionarios del último gobierno aprista en torno a este caso, no resultaría descabellado pensar que uno de esos “dinosaurios” sería el Partido Aprista Peruano. Pero, ¿en qué medida algo así puede suceder?

La pregunta sobre la desaparición del Apra no es nueva. Hace casi un año en este mismo Diario se planteó que, aunque el partido podía tener serias dificultades para posicionarse en el tablero político que resultó de las últimas elecciones, contaba con líderes competitivos que, principalmente a nivel local, les permitirían recobrar poder. Uno de ellos era Enrique Cornejo, quien en ese momento aparecía como un aprista inusual: tecnócrata, sin graves cuestionamientos morales y con predicamento más allá de las bases apristas. Pero, la semana pasada se descubrió que funcionarios de su confianza durante el período en el que fue ministro de Transportes y Comunicaciones recibieron coimas para favorecer a Odebrecht en la adjudicación de determinadas obras. Así no haya participado directamente en el esquema criminal de la citada empresa, es claro que su carrera política está acabada.

Aunque sus competidores en la contienda interna del Apra digan lo contrario, la caída de Cornejo sí afecta fuertemente al partido. No solo es el hecho de que su figura con mayor proyección política desaparezca, sino que, aun más grave, no hay nadie que pueda reemplazarlo. Las actuales autoridades apristas arrastran una estela de impopularidad que, probablemente, se verá reforzada a medida que los señalamientos al segundo gobierno continúen. Asimismo, es probable que los liderazgos locales que habían empezado a surgir comiencen a pensar mejor la conveniencia de postular con la estrella en el 2018. Por lo demás, varios de quienes compiten por la secretaría general han perdido recientemente elecciones a nivel regional o no han podido reelegirse como congresistas. Ante ello, algunas voces han sugerido que los jóvenes del partido podrían tomar la posta. Sin embargo, es preciso tener en cuenta algunos detalles.

Como se recogió en el libro “Anticandidatos” (Planeta, 2016), ante la inacción de sus líderes, en el último quinquenio varios jóvenes apristas se fueron organizando por fuera de las anquilosadas estructuras partidarias para revitalizar su organización. Muchas de estas acciones estuvieron motivadas por la válida aspiración a ganarse un lugar en el partido. Pese a ello, no tuvieron suerte. De hecho, algunos miembros de los colectivos más entusiastas perdieron elecciones internas de forma apabullante. En otros casos, cuando les pidieron hacer trabajo de movilización de masas (algo muy valorado en el Apra, principalmente por los dirigentes más antiguos), no lograron satisfacer las expectativas. Ante su incapacidad para ganar elecciones y movilizar, en la última campaña electoral Alan García prefirió apoyarse en la figura de los ‘realities’ juveniles Mario Hart antes que en ellos. Pese a todo, esta no sería la mayor dificultad para los herederos de Haya de la Torre. 

Desde siempre, los apristas han cultivado un fuerte sentido de lealtad. Los jóvenes apristas no han sido una excepción a ello. Por ejemplo, en algunos colectivos se consideraba a Agustín Mantilla como un mártir e interpretaban su accionar como un sacrificio en nombre del partido. Algo similar sucede con la figura de Alan García. Cuando desde dentro se critica al ex presidente, muchos de ellos lo defienden diciendo que ha sido el aprista más exitoso de la historia, por lo que nadie tiene que reclamarle nada. Así, es preciso preguntarse si, después del escándalo de Odebrecht, los jóvenes que asuman el mando estarán en capacidad de realizar una autocrítica sincera sobre el accionar de sus actuales dirigentes. 

Por el momento, muchos de ellos parecen más concentrados en buscar incriminar a otros grupos para no hundirse solos antes que en llegar a la verdad. Sin autocrítica, difícilmente el Apra podrá renovar su imagen, la cual anda hoy (y probablemente andará por un buen tiempo) muy relacionada a la corrupción.

Según los astrónomos, tras la caída de un objeto del espacio de gran tamaño se produce un invierno nuclear. Este tiende a ser largo y, mientras dura, casi nada tiende a crecer sobre la tierra. Algo así puede pasar en el Apra tras la caída del “meteorito” Odebrecht. Sin políticos competitivos y sin una cultura política capaz de generar un discurso autocrítico y propositivo, difícilmente el partido podrá recuperar terreno, por lo menos en el corto plazo.