“Los gobiernos y las autoridades a cargo de los servicios públicos deben exigir que todas las nuevas instalaciones de generación de energía sean descarbonizadas”. (Ilustración: Víctor Aguilar Rúa)
“Los gobiernos y las autoridades a cargo de los servicios públicos deben exigir que todas las nuevas instalaciones de generación de energía sean descarbonizadas”. (Ilustración: Víctor Aguilar Rúa)
Jeffrey Sachs

La solución al antropogénico por fin está a la vista. Gracias a rápidos avances en tecnologías de generación limpia de energía y en sistemas alimentarios sostenibles, el mundo tiene una oportunidad realista de poner fin a las emisiones de gases de efecto invernadero a mediados de este siglo. El principal obstáculo es la inercia: algunos políticos siguen apoyando a la industria de los combustibles fósiles y a la agricultura tradicional.

La mayor parte del , y una inmensa carga de contaminación del aire, son resultado de la quema de combustibles fósiles: carbón, petróleo y gas. La otra gran fuente de destrucción ambiental es la agricultura. El sistema energético debe pasar del uso de combustibles fósiles altamente contaminantes a fuentes de energía limpias descarbonizadas como la solar y la eólica, y el sistema alimentario debe pasar de la producción de granos para forraje y ganado a otros productos más sanos y nutritivos.

Alcanzar una emisión neta nula a mediados de siglo permitiría limitar el calentamiento global a no más de 1,5 °C respecto de la temperatura preindustrial de la Tierra. Lo preocupante es que el calentamiento ya llegó a 1,1 °C, y la temperatura global aumenta alrededor de 0,2 °C cada década. Por eso el mundo debe llegar a un nivel nulo de emisión neta a más tardar en el 2050.

La continuidad de la construcción de centrales a carbón en Asia y la deforestación incesante en el sudeste de Asia, África y Brasil suponen un riesgo inmenso y totalmente innecesario para el clima, el aire y la nutrición. A este absurdo se suman la promoción de los que hace en Estados Unidos el gobierno de Trump y la insistencia del nuevo presidente populista brasileño, Jair Bolsonaro, en desarrollar (es decir, deforestar) el Amazonas.

¿Qué hacer entonces?

El paso más urgente ahora es educar a gobiernos y empresas. Los gobiernos nacionales deben elaborar informes técnicos de la capacidad de sus países para poner fin a las emisiones de gases de de aquí a mediados de siglo. Y empresas y bancos deben examinar con urgencia los fuertes argumentos tecnológicos para la adopción de sistemas energéticos y alimentarios no contaminantes y seguros.

Los gobiernos y las autoridades a cargo de los servicios públicos deben exigir que todas las nuevas instalaciones de generación de energía sean descarbonizadas. Conforme las viejas centrales impulsadas por combustibles fósiles envejezcan y se cierren, hay que reemplazarlas con energía limpia en forma competitiva.

Las empresas privadas competirán intensamente para reducir todavía más los costos de los sistemas de energía renovable, incluido en esto la generación de energía, su almacenamiento y su uso final en vehículos eléctricos, calefactores y cocinas eléctricas y la nueva economía del hidrógeno. Los gobiernos deben poner límites a las emisiones, y el sector privado debe competir para ofrecer soluciones de bajo costo.

Lo mismo vale para el uso de la tierra. Si Bolsonaro realmente piensa que conseguirá un auge económico en Brasil permitiendo una mayor deforestación del Amazonas para el cultivo de soya y la cría de ganado, se equivoca. Ese plan aislará a Brasil y pondrá a las principales empresas fabricantes de alimentos ante la disyuntiva de dejar de comprar productos brasileños o arriesgarse a una reacción mundial masiva de los consumidores.

La industria de los alimentos ya va en otra dirección: la gran noticia es que Burger King, en un nuevo emprendimiento con Impossible Foods, tiene planes de adoptar la hamburguesa vegetal. Las hamburguesas de Impossible saben igual que las de carne, pero gracias al uso inteligente de la química sobre la base de ingredientes vegetales, los amantes de las hamburguesas pueden disfrutar de su comida favorita y al mismo tiempo salvar el planeta.

La transformación de los sistemas energéticos y alimentarios nos permitirá disfrutar de energía barata y dietas sanas y sustanciosas sin arruinar el . Los chicos de secundaria que se manifiestan por la seguridad climática hicieron la tarea. Es hora de que políticos como Trump y Bolsonaro hagan la suya o dejen de ser un impedimento.

–Glosado–
Traducción de Esteban Flamini.