Puente de plata, por César Fuentes Ortiz
Puente de plata, por César Fuentes Ortiz

En febrero del 2013, nuestro amigo y entrenador recordado por el “Sí se puede”, Freddy Ternero, aseguró que el puente de la avenida Universitaria, que colapsó por la creciente del río Rímac, estaría operativo al tránsito vehicular en un plazo estimado de seis meses.

La Empresa Municipal Administradora de Peaje de Lima (Emape) anunció en esa misma fecha que estaba tramitando con el Ministerio de Transportes la colocación de un puente metálico temporal llamado Bailey para autos ligeros. Hoy estamos en mayo del 2016 y la reparación brilla por su ausencia. 

En junio del 2013, la constructora y consultora Cefoisa envió a Susana Villarán un proyecto de reparación del puente colapsado Bella Unión a un costo de S/490.000 con el uso de avanzada tecnología mediante la calzatura de las bases que se habían asentado por la erosión causada por el río Rímac. Se trataba solo de asentamiento de bases. 

No se solucionó el problema a tiempo. Me parece que esto fue consecuencia de decisiones erróneas de Susana Villarán y sus asesores, quienes se cerraron a la información técnica. Porque tampoco el arquitecto Javier Sota Nadal, que era su mentor técnico, ha podido hasta ahora arreglar el puente. 

Muchos gobernantes se arrogan capacidades que creen tener porque son autoridades, como verter arena en la playa La Herradura. Los ciudadanos sufren las consecuencias de la ineptitud de las personas que tienen que tomar decisiones, como es el caso del puente Bella Unión en la gestión anterior. Este tipo de ineficiencias ratifica en los ciudadanos que tanto las izquierdas como las derechas, a la hora de gobernar, actúan igual. 

¿Qué culpa tiene el ciudadano de las disputas entre derechas e izquierdas? Lo que se quiere es hacer un puente con la última tecnología y a costos económicos. Los ciudadanos estamos cansados de proyectos caros que no solucionan los problemas de Lima. Necesitamos cambiar para avanzar con la planificación de una Lima que nos merecemos; el primer paso es elegir bien a nuestros gobernantes.

Me parece que por el bien de la transparencia, los candidatos presidenciales en contienda se deberían comprometer a la fiscalización técnica y económica de este puente, que ahora resulta ser un puente de plata con un costo de US$41 millones que genera un caos vehicular, sobre todo ahora que estamos en plena época de clases escolares. 

Keiko Fujimori dice tener en su equipo a ingenieros; como Jaime Yoshiyama, tal vez. Pedro Pablo Kuczynski tiene técnicos de primer nivel; tal vez la señora Mercedes Aráoz, quien es economista, pueda conocer a un ingeniero estructural bueno. 

Por el otro lado del ruedo, creo que es una buena oportunidad que no debe desaprovechar la señora Verónika Mendoza, quien ha manifestado que se va a dedicar a hacer oposición y fiscalización. Es un tema para ella: fiscalizar la construcción de este puente que por más de tres años viene ocasionando dolores de cabeza a los limeños, así como pedir la rendición de cuentas de la inversión que se hace en el mismo, sobre todo ahora que la obra está en manos de OAS y no de Emape. ¿A qué se debió el cambio y por qué cuesta tanto?

* El autor es gerente general de Cefoisa