La depresión y Robin Williams, por Pedro Ortiz Bisso
La depresión y Robin Williams, por Pedro Ortiz Bisso
Redacción EC

Poco antes de ser sometido a una delicada operación, luego de la terrible caída que lo dejó parapléjico, recibió en su habitación la inesperada visita de un médico de aspecto extraño. Dueño de un marcado acento ruso, el galeno le pidió que se preparara porque debía hacerle un examen rectal.

El alocado especialista no era otro que , su ‘roommate’ cuando las cámaras y reflectores estaban lejos de sus vidas. “Fue la primera vez que pude reír  tras el accidente”, contó Reeve, el más famoso del cine, entrañable amigo del comediante que hace cuatro días nos dejó.

Una de las maneras que utilizaba Williams para enfrentar sus era no ocultándolas o, en todo caso, enmascarándolas bajo el ropaje de la risa.  Sea en entrevistas o en sus espectáculos de ‘stand up comedy’, hablaba de ellas. A la , por ejemplo, la llamaba el ‘polvo de marcha peruano’ y decía que era “la manera con que Dios te hace saber que has ganado mucho dinero”.

Pero ni ello pudo alejar al intérprete de “La sociedad de los poetas muertos” de la depresión, la causa, según parece, de su suicidio. De acuerdo con la prensa internacional, algunos problemas emocionales no resueltos desde su niñez, así como la pérdida de parte de su fortuna por sus dos divorcios ahondaron sus inseguridades. En una entrevista señaló que se había visto obligado a aceptar papeles poco agradables para poder pagar sus cuentas. Hace poco, “The crazy ones”, la serie con la que había vuelto a la televisión, fue cancelada luego de apenas una temporada en el aire.

La depresión no es un mal ajeno a nuestra realidad. El psiquiatra Walter Castillo, director del , señala que alrededor de un millón setecientos mil peruanos tienen síntomas depresivos. 

Por cada 20 personas, una se deprime. De cada 20 con un episodio depresivo, una intenta suicidarse. De cada 20 que intentan suicidarse, una lo logra”, dijo en una a El Comercio.

Si hablamos de salud mental, según el Ministerio de Salud, alrededor de 11 millones de peruanos han sufrido algún problema de este tipo en un momento de sus vidas.

Depresión no es sinónimo de tristeza. Y el miedo o la vergüenza de confesar que se padece es uno de sus enemigos, especialmente entre los hombres.

En un país que ha sufrido los embates del terrorismo, la crisis económica y ahora la inseguridad ciudadana, la salud mental despierta en el Estado tanto interés como los estudios aeroespaciales.

El solo dispone de 38 psiquiatras para atender los casos fuera de Lima y el Callao. Existen, además, unos 300 centros terapéuticos, de los cuales menos de 50 son formales.

Los datos son, literalmente, para deprimirse. Robin Williams quiso disfrazar su caso con una sonrisa. Pero está visto que la depresión no es ninguna broma.