No más mediocridad, por Luis Carranza
No más mediocridad, por Luis Carranza
Luis Carranza

En 1960 nuestra economía, medida en base a producción por habitante, era similar a las de Singapur y Chile, y éramos tres veces más ricos que Corea del Sur. Hoy, después de 55 años, Singapur y Corea del Sur tienen un producto por habitante seis y tres veces más alto que el del Perú, respectivamente; mientras que Chile es 80% más rico que nosotros. Son nuestros propios errores los que explican esto. 

Lamentablemente, no todos sienten la urgencia de avanzar y se contentan con avances pobres, malas políticas y discursos ideologizados. Es por ello que en la entrevista que ofrecí al diario “Perú 21” califiqué al actual gobierno de mediocre. 

Esto motivó la natural respuesta política de representantes del gobierno. Más que responder a las críticas, creo que es oportuno reflexionar, de cara a la elección presidencial, acerca de qué cosas son las que se necesitan en el país. 

Para ello, tomaré la entrevista al embajador político en Washington, Luis Miguel Castilla (El Comercio, 8/1/2016), como guía para discutir cuatro temas centrales para el siguiente gobierno: infraestructura, priorización de gasto, reformas estructurales y control del gasto corriente. Por cuestión de espacio dejaremos los dos últimos temas para el siguiente artículo.

El próximo gobierno deberá tener una agenda agresiva para mejorar la infraestructura del país, esto generará demanda interna en el corto plazo y mejoras de productividad en el largo plazo. En el 2005, la inversión pública estaba en torno al 3% respecto al PBI.

Como resultado de un intenso trabajo en el 2010 se alcanzó el 5,9% respecto del PBI, con tasas de crecimiento anual promedio de 21,9% en el período 2006-2010. El embajador Castilla menciona que la inversión pública el 2011 fue de 4,8% del PBI, y lo recuerda bien porque fue responsable directo de esta caída de -11,2% en términos reales, al promover un decreto de urgencia que recortaba el gasto de inversión cuando era viceministro de Hacienda del gobierno anterior. 

Por si fuera poco, la inversión pública cayó el 2014 en -2,2% y el 2015 estaría cayendo en -11,2%, con lo cual habríamos terminado el 2015 con inversión pública respecto al PBI en torno al 5%, muy lejos del 6% al que alude el embajador en la entrevista. 

Respecto a las asociaciones público-privadas (APP), Castilla afirma que se han logrado asegurar inversiones por más de US$20.000 millones. Según Pro Inversión, entre julio del 2011 y diciembre del 2015 se han adjudicado APP por US$14.598,8 millones. Este error no descalifica la opinión, pero habría que resaltar dos temas. Se perdieron 18 meses, hasta diciembre del 2012 solo sacaron US$702 millones. 

Adicionalmente, los dos proyectos más grandes son la línea 2 y el gasoducto del sur, que se sacaron apurados en el 2014 cuando la desaceleración ya estaba encima. La línea 2 sigue muy demorada y el gasoducto del sur peruano era una iniciativa privada que se convirtió –por obra y gracia del gobierno– en una iniciativa pública, demorándose más de dos años y generando aumentos en las tarifas eléctricas.

El siguiente tema central para el próximo gobierno es la priorización del gasto. ¿Cómo es posible que el porcentaje de niños menores de 12 meses con vacunas completas pasara de 77,2% en el 2011 a 55,7% en el 2014 (todavía no hay datos completos para el 2015)? En cobertura de vacunas deberíamos estar al 95% y no hay excusa posible. Pero se prefirió priorizar el programa Beca 18. 

En el presupuesto del 2016 se consignan S/903 millones para becas, de los cuales se estima que S/618 millones vayan al programa Beca 18. El embajador descalifica mi crítica porque redondeé a S/1.000 millones, ¿cómo es posible gastar 600 o 900 o 1.000 millones de soles en becas, cuando tus niños no están protegidos con vacunas y la anemia va en aumento? 

Igual ocurre con el gasto en defensa. Bajo el rubro de adquisición de activos no financieros del grupo funcional de defensa nacional se consignan gastos ejecutados para el 2014 y el 2015 de S/1.094 millones y S/2.812 millones, respectivamente. ¿Cuánto de eso fue para el Vraem? ¿Dadas las enormes brechas sociales del país es realmente indispensable ese gasto? ¿No deberíamos gastar un poco más en seguridad interna? Esas son decisiones importantes para el próximo gobierno.

Ojalá el siguiente gobierno tenga la capacidad de priorizar el gasto, que sepa cómo buscar la eficiencia en la gestión, que entienda que la inversión privada no solo no es enemiga, sino que es la principal aliada para el desarrollo del país y, finalmente, que tenga la capacidad de seleccionar bien y llevar adelante las reformas que el país necesita. El país no merece más mediocridad.