(Foto: Presidencia)
(Foto: Presidencia)
Federico Salazar

El presidente Kuczynski dice que apuesta por el entendimiento, que este devolverá la estabilidad al país. El presidente Kuczynski carece del sentido de la realidad.

No va a haber estabilidad ni tampoco entendimiento. Su Gabinete de la “reconciliación” ha hecho cualquier cosa menos reconciliar.

El Apra expulsó a dos militantes, Fuerza Popular procesa a los que apoyaron al presidente, varios congresistas de Peruanos por el Kambio renunciaron a su bancada.

El indulto a Fujimori ha ofendido a los familiares de las víctimas de Barrios Altos y La Cantuta. Hay un sector de la clase política que se siente traicionado.

¿Esta es la forma de reconciliar? ¿En serio?

El nuevo Gabinete tampoco es un paso para reconciliarse con la oposición. Las acusaciones de Kuczynski contra Fuerza Popular han sido graves.

El jefe del Estado, en mensaje a la nación el 20 de diciembre, dijo: “La Constitución y la democracia están bajo ataque”. Agregó: “Estamos ante un golpe”. Habló de una “maniobra injusta y antidemocrática”.

Ante el Congreso, al día siguiente, denunció que la acusación en su contra “solo puede ser entendida en el contexto de un deseo inconstitucional de apartarme del poder”.

“Un sector de la oposición que perdió las elecciones [presidenciales] pretende tomar el poder que no le dieron los votos”, aseveró.

El indulto otorgado al ex presidente Fujimori no ha allanado el camino para una conciliación con Fuerza Popular. Ha ayudado a aumentar grietas en su seno, pero queda muy lejos de ayudar a conciliar.

Con el indulto, el mandatario se ganó el beneplácito de Kenji y Alberto Fujimori. Tuvo el apoyo de ambos para evitar la vacancia. Pero evitar la vacancia, ¿era todo el fin de la supuesta reconciliación?

El Gabinete posindulto no podrá hacer mucho. Kuczynski ha aumentado la crispación de sus opositores. De paso, ha perdido parte del apoyo que tenía de sectores antiindulto.

La oposición se hará sentir en las comisiones investigadoras. Para censurar a un ministro se necesitan 66 votos. Fuerza Popular-menos-Kenjis puede coincidir con Nuevo Perú y obtener esa mayoría.

El negocio de la sumas y restas del presidente solo sirvió para evitar la vacancia, no para ganar la gobernabilidad. Mientras PPK siga pensando que Fuerza Popular es un grupo golpista, antidemocrático y anticonstitucional, habrá poco espacio para esa conciliación.

Keiko Fujimori y su grupo también harán sumas y restas. Pueden poner en la balanza lo que se pierde de fujimoristas albertistas frente a lo que se puede ganar de no fujimoristas antiindulto. En cuanto a electores, todavía hay mucho tiempo para conseguir preferencias o anuencias.

Todo depende de cuán lejos quiera ir Fuerza Popular keikista en su cambio de estrategia. Ellos tendrían que empezar a identificarse más con la fiscalización y el control que con la soberbia y la obstrucción.

La realidad posindulto crea nuevas expectativas ante el poder. Después de un sismo la tierra se reacomoda. Estamos en ese momento y los resultados dependerán de la capacidad de los líderes.

Los líderes tendrán que ser capaces, ante todo, de ubicarse en la realidad. La realidad no solo está en el Congreso, sino, sobre todo, en las calles y en las casas.

Los manifestantes antiindulto deben saberlo ahora. No fueron capaces de “tumbarse” al gobierno en su convocatoria del 11 pasado.

No creo que lo hagan en una estrategia de sucesivas manifestaciones. La primera manifestación en rechazo a la violencia contra las mujeres fue más numerosa. Ni punto de comparación con las manifestaciones contra la estatización de la banca durante el primer gobierno de Alan García.

Las fuerzas antiindulto no parecen, pues, ser una fuente de inestabilidad en el futuro cercano. Una fuente mucho más poderosa de inestabilidad es, en cambio, la falta de sentido de realidad del presidente.

Si el presidente sigue creyendo que va a reconciliar al país con su entendimiento con Alberto y Kenji Fujmori, va a seguir tambaleándose. Si cree que va a reconciliar con solo etiquetar a su Gabinete con lo de la “reconciliación”, seguirá naufragando.

Lamentablemente, no solo el capitán naufraga. Cuando se hunde, se hunde todo el barco.