El presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) expresó sus condolencias a los familiares de las víctimas del tiroteo en Las Vegas. (Foto: Presidencia)
El presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) expresó sus condolencias a los familiares de las víctimas del tiroteo en Las Vegas. (Foto: Presidencia)
Federico Salazar

Nadie quiere ser investigado. El presidente Pedro Pablo Kuczynski, tampoco.

Fuerza Popular y el Apra han reaccionado airadamente ante las investigaciones sobre manejo de fondos. Sus voceros han señalado que ellos no conforman organizaciones criminales.

Esa investigación pretende determinar si se tomaron disposiciones, dentro de esos partidos, para lavar activos. Si hubiera sido así, tendría que investigarse la figura de la “organización criminal”.

Nadie dice que son organizaciones criminales. Es un tipo de investigación. No es difícil entender. Simplemente, es mejor hacerse el ofendido y evitar revolver la historia de los fondos de campaña.

A la lista de ofendidos se ha sumado el presidente de la República. Lo suyo no pertenece al ámbito fiscal, sino al de lo político, el de una comisión del Congreso.

No es lo mismo, pero muestra cuánta disposición hay de ser investigado. El presidente quiere responder solo por escrito.

Kuczynski no está obligado a recibir a la Comisión Lava Jato. Es, sin embargo, un mal gesto de su parte no recibir a los congresistas. Peor, la forma en que lo ha hecho.

Esas diligencias, para el jefe del Estado, a veces se convierten en un circo. Se refiere al caso de Carlos Moreno. Entonces invitó a los congresistas “y fue una recatafila de insultos espantosos”, recordó.

“Yo no voy a someter la presidencia de la República a eso”, ha expresado enfáticamente el mandatario.

Kuczynski debería dejar de lado sus potestades. No debería, en un caso político, escudarse en su inmunidad constitucional.

Como toda autoridad, debería decir “interroguen, no hay problema”. Se trata del caso de la adjudicación de la Interoceánica a Odebrecht cuando él era ministro.

Recibir a una comisión congresal no es someter la presidencia a nada. Si uno recibe insultos, debe rechazarlos. La investidura queda a salvo en función de cómo se lleve, no en función de la cháchara.

A Kuczynski le conviene recibir a los congresistas. Es un gesto que, en general, todos esperamos de nuestras autoridades.

Es decepcionante ver a los políticos con tan escasa disposición a ser investigados o, tan solo, interrogados. Esto incluye a Fuerza Popular, al Apra y, ahora, al presidente Kuczynski.

La presidenta del Consejo de Ministros está por presentarse ante el Congreso. El voto de investidura que le darán puede iniciar una etapa de mayor confianza entre las fuerzas políticas en juego.

La aprobación congresal será decisiva para la estabilidad institucional, la confianza económica y la tranquilidad de la población en nuestra fácilmente inflamable vida pública.

La negativa del presidente no va a impedir que todo lo bueno suceda. El Congreso es más que la comisión. Sin embargo, la respuesta presidencial no nos lleva al futuro deseable, sino que nos remite al pasado de conflicto y traba.

La Comisión Lava Jato ha resuelto insistir en el pedido. El presidente tiene una oportunidad para enmendar la reacción inicial y convertirla en una respuesta política.

El presidente no debe hacer caso a algunos miembros de la comisión. Ellos sostienen que nadie, ni el presidente, puede negarse a responder a una comisión investigadora del Congreso.

Es falso. La inmunidad presidencial es clara. El presidente tiene la facultad de responder solo por escrito. Invocamos al sentido político del jefe del Estado, sin embargo, para que, generosamente, acepte la visita de los congresistas.

Debe darse un pacto tácito de desoír las torpezas de cada uno. Que el presidente no oiga los reclamos sobre potestad congresal. Que los congresistas no recuerden las referencias a un eventual circo congresal.

Olvidados los excesos, empecemos de nuevo.

El presidente debe decir: “Ya que la comisión insiste, y ya que es necesario aclarar exhaustivamente el tema de Odebrecht, los invito a Palacio”.

La comisión investigadora debe decir: “Ya que el presidente amablemente nos invita a Palacio, prometemos respetar la investidura y evitar cualquier lenguaje ofensivo”.

La política no se reduce a dos partes. La protagonista debe ser la población. Traicionada y desengañada tantas veces, solo merece toda disposición y todo gesto a favor de cualquier investigación.