Editorial: Emergencias y ocurrencias
Editorial: Emergencias y ocurrencias

El día de ayer, en esta , saludábamos la actitud que habían mostrado el Ejecutivo y el Congreso al poner sus diferencias políticas a un lado para priorizar la atención de las diversas emergencias que se vienen produciendo en el país, principalmente, en la costa norte y centro. Madurez y responsabilidad son lo que los miles de afectados por el denominado Niño costero requieren de nuestras autoridades y principales actores políticos en estos momentos.

Estas virtudes, sin embargo, no acompañaron a la Comisión Nacional Política del partido Peruanos por el Kambio cuando difundieron el jueves un pronunciamiento que, además de poco fundamentado, dejó la sensación de un afán de protagonismo totalmente oportunista, además de desleal.

Para empezar, el título del comunicado: “Solicitamos declaratoria de emergencia y participación de las Fuerzas Armadas como complemento a la labor de la Policía Nacional del Perú” transmite la sensación de tratarse de un reclamo al gobierno. Es decir, una nueva exhibición de un partido político que al parecer no puede contener sus ímpetus de apremiar públicamente al presidente de la República, en lugar de hacerle llegar sus recomendaciones de forma más discreta.

La primera solicitud concreta del partido político oficialista consiste en que “con suma urgencia declare en emergencia Lima Metropolitana y todas las zonas afectadas en el país ante los inminentes daños causados por las lluvias, huaicos y los desbordes”. Un pedido con visos de intimación que podría perjudicar políticamente al Ejecutivo si, en ejercicio de sus atribuciones, resolviera que no todos los lugares afectados demandan adoptar esa medida excepcional. Y precisamente esto último fue lo que sucedió el día de ayer cuando el presidente  anunció que la declaratoria de emergencia “sería parcial, en muchos distritos” dependiendo de la magnitud de los daños.

Por otra parte, el comunicado de Peruanos por el Kambio no especifica qué es lo que perciben que no se estaba realizando y que solo pudiera lograrse con la declaratoria del estado de emergencia. Más aun considerando que no parecería necesario recortar la libertad de reunión o la inviolabilidad de domicilio –limitaciones a las que habilita el estado de emergencia– para responder oportunamente a las inclemencias de la naturaleza, y que la libertad de tránsito se puede restringir válidamente con medidas como el cierre de carreteras y puentes aun sin llegar al estado de excepción.

También contiene el mencionado pronunciamiento una invocación para la intervención de entidades como el y la “a fin de evitar la especulación de los precios de los pasajes aéreos, pasajes terrestres y productos de primera necesidad […] para evitar el lucro y abuso de las empresas a costa de la tragedia”, evidenciando así un claro desconocimiento de las competencias de las autoridades conminadas, las cuales no pueden intervenir en la fijación de los precios de los productos o servicios, y generando de paso confusión y falsas expectativas en la población. Todo ello sin perjuicio de los llamados que, desde el Estado y la sociedad civil, se pueden hacer para que las empresas privadas colaboren con las personas afectadas a través de o la prestación solidaria de sus servicios, como muchas de ellas lo han venido haciendo en los últimos días.

Así las cosas, lo que se les debería pedir a los militantes del partido oficialista es que ellos mismos atiendan su “llamado solidario y de unión nacional” y eviten utilizar una situación de emergencia para difundir este tipo de ocurrencias que, en lugar de ayudar, estorban al gobierno.