(Fotos: Archivo El Comercio)
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Editorial El Comercio

El revuelo que ocasionó la difusión de los videos que subrepticiamente registró el congresista y, luego, el retruque de uno de los protagonistas de dichas grabaciones, , en una nueva filmación (colgada esta vez en las redes) hicieron presagiar un desenlace dramático y comprometedor para todos los implicados. Sin embargo, los eventos que siguieron a esos ‘avances’ cinematográficos han sido más bien anticlimáticos.

El último lo ha protagonizado el benjamín de los Fujimori. Luego de que el mes pasado se difundieran los audios que lo involucran, él anunció un repentino ánimo de colaboración con el Ministerio Público (“Seré testigo en los casos que sea necesario y demostraré quiénes son los corruptos”). Había razones entonces para anticipar revelaciones inquietantes acerca de Fuerza Popular (FP) y su lideresa, Keiko Fujimori, en relación con las investigaciones fiscales en el marco del Caso Odebrecht. Esta hipótesis parecía confirmarse por las alusiones que, en las grabaciones con el congresista Mamani, el mismo Kenji hizo al supuesto financiamiento de la referida constructora brasileña. Y también por las declaraciones de allegados a él. Interrogada acerca de si Kenji tenía pruebas contra su hermana, la congresista Maritza García, por ejemplo, respondió: “Sí, Kenji tiene un sinnúmero de pruebas que revelan cosas gravísimas”.

Este lunes, ya puesto a rendir testimonio frente al fiscal Domingo Pérez, sin embargo, parece ser que el menor de los Fujimori no tenía tanta información que aportar o, simplemente, la olvidó. Según la declaración divulgada el martes por este Diario, Kenji no compartió nada relevante acerca del financiamiento del partido liderado por su hermana, afirmó ‘desconocer’ acerca de las actividades de recaudación de fondos y, por el contrario, habría retrocedido en lo deslizado inicialmente sobre supuestos aportes de Odebrecht a integrantes de FP.

¿Fueron, entonces, sus proclamas apocalípticas solo un acto de fanfarronería? ¿O es que su capacidad para llegar a acuerdos se ha puesto de manifiesto nuevamente y, por ello, se despojó del traje de ‘vengador’ que últimamente utilizaba?

Las preguntas que deja su actuación, por otra parte, evocan aquellas otras que surgieron a raíz de la conducta del congresista Mamani. Recordemos que existía una gran expectativa por conocer el contenido completo de sus grabaciones, pues lo que sugerían los extractos que todos vimos es un asunto gravísimo: la posible compra de votos para evitar la vacancia del entonces presidente Kuczynski. Más aun, la probabilidad de que esas negociaciones hubieran incluido el nombramiento de funcionarios, la priorización de ciertas obras públicas y hasta la orientación de dineros del erario nacional hizo impostergable la necesidad de que las autoridades y, en última instancia, la opinión pública, accedieran al registro completo de las conversaciones, sin manipulación o edición alguna.

El proceso para obtener esa información, sin embargo, ha levantado diversas dudas. Este fin de semana, el Ministerio Público comunicó que se hallaron “desfases entre el audio y la imagen en varios archivos” entregados por Mamani, por lo que había ordenado practicar un peritaje digital que determine si fueron editados o manipulados “toda vez que los originales no han sido entregados hasta el momento”. Y esto se suma a la circunstancia de que Mamani solo presentó al fiscal de la Nación las grabaciones una vez que el plazo había vencido y sin incluir la correspondiente a su promocionada reunión con el ex presidente Kuczynski, porque, según dijo, “se dañó”.

Más allá de sus intereses y enfrentamientos políticos, lo que parecen no haber entendido Kenji Fujimori y Moisés Mamani es que la colaboración con la justicia no es opcional. Y aun cuando serán la fiscalía y el Poder Judicial los que determinen en su oportunidad si ellos mismos tienen alguna responsabilidad por lo que aportan o dejan de aportar a las investigaciones, la ciudadanía ya ha empezado a formarse su propio juicio al respecto (la aprobación de Kenji se redujo de 27% a 15% y el 79% de los informados sobre los videos de Mamani cree que estos fueron manipulados, según la última encuesta de El Comercio-Ipsos), castigando a quienes lanzan avances cinematográficos para luego retroceder de manera igualmente espectacular.