México: 133 políticos asesinados en la campaña electoral más violenta de la historia. (AFP).
México: 133 políticos asesinados en la campaña electoral más violenta de la historia. (AFP).
Editorial El Comercio

En la noche del lunes 25, Emigdio López Avendaño, candidato a diputado local en Oaxaca por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), recorría el municipio de San Vicente Coatlán cuando la camioneta en la que viajaba fue emboscada. Según reportes periodísticos, un grupo que se encontraba escondido entre los matorrales disparó contra el vehículo y provocó la muerte de López y otros cuatro militantes del movimiento. En otro contexto, el asesinato de un candidato a menos de una semana de que se celebren elecciones llamaría poderosamente la atención. Pero en , lamentablemente, López Avendaño es uno más en la abultada estadística de políticos que han sido asesinados a lo largo del .

Este martes 26 de junio, la consultora mexicana Etellekt publicó su sexto informe de violencia política que recoge todos los casos de agresión y asesinatos acaecidos desde que se iniciara la campaña electoral en setiembre del 2017. Hasta ayer, la cantidad de políticos asesinados trepaba a la escalofriante cifra de 136. Por ‘políticos’, vale aclarar, se hace alusión no solo a los postulantes, sino también a los regidores, los militantes o los dirigentes partidistas de las organizaciones en carrera. Los casos de agresiones a políticos, por otro lado, suman según la consultora 581.

Si hacemos el tamizaje solo de candidatos, tenemos que 48 de estos han perdido la vida. Se debe añadir a ello que en esta campaña 50 familiares de políticos murieron en atentados que no los tenían como objetivos, y en los que fueron, por nombrarlos de un aciago modo, víctimas colaterales. En el extenso obituario se pierden historias como las de Fernando Purón, candidato en Coahuila a un escaño en el Congreso federal, que recibió un disparo en la nuca al salir de un debate con otros contendientes. O el caso de Pamela Terán, aspirante a concejal del municipio de Juchitán, a la que acribillaron cuando terminaba sus actividades de campaña.

La situación es inédita incluso para el propio México. En la campaña electoral anterior –celebrada en el 2012– hubo nueve políticos asesinados, de los que apenas uno era candidato.

Cabría preguntarse entonces cuán libres son las elecciones que tendrán lugar mañana en México, cuando tantos candidatos o participantes de la campaña han sido retirados del proceso a balazos. Y cuando tantos otros han preferido no participar teniendo en cuenta que lo que está en juego es más que un puesto público. ¿Es realmente libre una elección que no se da entre los postulantes que están determinados y cumplen los requisitos para postular, sino entre los que consiguen superar primero el miedo y luego los ataques para solo entonces llegar a la etapa final?

No se puede soslayar, por otro lado, el impacto que tiene en un proceso electoral no contar con una prensa libre de escudriñar a los candidatos y sus propuestas libremente y sin miedo a represalias. De acuerdo a Reporteros Sin Fronteras, México se ha convertido en el país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo, junto con Siria (país atrapado en una mortífera guerra civil). Según la organización, el año pasado 12 periodistas fueron asesinados en el país latinoamericano (la cifra más alta desde el 2000). Crímenes que, alerta, “en su mayoría permanecen impunes”.

Es lamentable que, cuando mañana se cierren las urnas en México e inicie el conteo de votos, se celebrará no solo la victoria de un nuevo mandatario, sino también el fin de una de las campañas contemporáneas más violentas que recuerde esta parte del planeta.