Cinco mitos a desinflar, por Carlos Adrianzén
Cinco mitos a desinflar, por Carlos Adrianzén
Carlos Adrianzén

En pocos días entraremos a una nueva fase electoral. El próximo año elegiremos a la plancha presidencial (cónyuges y familiares incluidos) y a los 130 congresistas, con el agregado de ser quienes recibirán el bicentenario nacional. Como en elecciones pasadas, también proliferarán los mitos.

Si es elector, que no le vean la cara de bobo. Si lo suyo es la política y aspira a algo más que ser un cacique con expectativas, entonces podría resultarle de mayor interés lo siguiente:

1. Nadie quiere entrar en política. Quizá hoy existan pocas creencias más infundadas. Los ejemplos de políticos que pasan a ser millonarios abundan y son crecientes. Muy pronto veremos a docenas de planchas presidenciales y miles de candidatos congresales que aspirarán a sacrificarse dizque para servirnos. Me temo que algunos lo harán por el sueldo. Otros, para estar donde está la plata. En todo caso, libre de cualquier diferenciación ideológica, la rentabilidad de los puestos públicos luce visiblemente alta, pues muy pocos ponen de la suya o presentan cuentas claras.

2. El crecimiento económico está asegurado. Ya no crecemos como antes, pero abundan y abundarán quienes plantean que el año próximo sí creceremos. Sin embargo, las cosas no son tan fáciles. Para cosechar, hay que sembrar. Sobre este punto, fíjese en lo poco que gastamos en educación y cómo se está comprimiendo la inversión privada y lo poco efectivo que marcha el destrabe de inversiones privadas. El crecimiento alto y sostenido estará asegurado algún día, pero después de que hagamos lo necesario.

3. Somos los campeones de la región. Lamentablemente, ser líder sudamericano hoy no es destacable. Desde que abandonaron sus reformas de mercado, los chilenos se la pasan repitiéndose eso y mírenlos dónde están.

4. Los peruanos ya aprendimos. La verdad, parece que no aprendimos mucho. No solo queremos elegir a cada personaje, sino que muchos extrañan las políticas económicas del régimen militar de 1968 y admiran al dictador venezolano . Hasta el Banco Central se muestra aterrorizado frente a dejar flotar el cambio.

5. Los técnicos se alquilan. Si existe una prueba implacable de la impericia y falta de visión, esta se grafica en lo patético que resulta ser un líder incapaz de atraer gente lúcida y comprometida con sus planteamientos de gobierno. Un líder se caracteriza por atraer a gente no alquilable, a personas que le digan que no y que sepan de lo que están hablando.