Los comuneros llegaron a un acuerdo . (Foto: GEC)
Los comuneros llegaron a un acuerdo . (Foto: GEC)
Fernando Cáceres Freyre

“El Estado reconoce que debe estar más presente en las zonas donde se ha desarrollado el presente conflicto”, señala el acta firmada por el Gobierno, la comunidad de Fuerabamba y la empresa minera, que permitiría el desbloqueo de la vía en Yavi Yavi, adyacente a . ¿Pero qué implica “más presente”?

Desde Lima, tendemos a pensar que esto significa que el Estado provea servicios como educación y saneamiento. Pero todo eso ya existe en Nueva Fuerabamba: la urbanización en donde se reubicó a la comunidad propietaria de la superficie de la mina. En lo que no reparamos es en la importancia de estar “más presente”, a través del establecimiento de reglas adecuadas que gobiernen la vida política y económica de las zonas mineras (Acemoglu).

Imagine que usted es un comunero que está de acuerdo con convivir con la minería. Como dice María Cecilia Villegas, hoy las comunidades enfrentan (i) falta de representación política por parte de sus autoridades, (ii) desigual acceso a los funcionarios públicos vs. las empresas (salvo que medie violencia), (iii) asignación inadecuada de derechos de propiedad (y conflictos entre derechos), (iv) uso ineficiente del canon, etc. Bajo estas reglas de juego, los comuneros terminan creyendo que la violencia es la única forma de gestionar sus intereses.

Se cree que asignar derechos de propiedad sobre el subsuelo –y no solo sobre el suelo– sería una solución. Estoy de acuerdo con el concepto, pero si las personas que reciben el dinero inicial no saben invertirlo y/o no son empleables, volverán por más beneficios. Solo se pospondrán futuros conflictos.

La “mayor presencia del Estado” que necesitamos es mucho más sofisticada que instalar colegios y postas. Necesitamos cambiar las reglas formales e informales que gobiernan la política y economía de la zona. Por ejemplo, con relación a derechos de propiedad, habría que trabajar preventivamente en la asignación de derechos sobre el suelo adyacente, como las servidumbres de paso en Las Bambas; en la solución de los conflictos existentes con otros derechos de propiedad, como las licencias de agua en Conga; y en la aplicación oportuna de la ley, sin esperar que estalle violencia.

Por otro lado, si la regla de la minera es contratar solo aquellos puestos que necesita, lo que se entiende, a diferencia de países como Kazajistán donde se negocian cuotas para los locales y las empresas parecen ministerios, el Estado debe pensar cómo lidiar con el desempleo, ya que Las Bambas al inicio requirió 18.000 puestos no calificados que dio trabajo a los locales, pero luego los redujo a 4.000 calificados (de fuera).

Sin reglas de juego que permitan el desarrollo a largo plazo de la economía de la zona, seguiremos corriendo todos detrás de la pelota.