Desde que se aprob de manera precipitada el proceso de regionalizacin, las cosas han ido de mal en peor. Para empezar, en los ltimos 12 aos, salvo contadas excepciones, los gobiernos regionales no se han institucionalizado ni consolidado, al contrario, con cada nueva eleccin salen todos los empleados y funcionarios, hasta los conserjes son cambiados. Por otro lado, se les han ido transfiriendo sucesivamente diversas funciones sin estar muchos de ellos preparados, mientras que por el lado de ingresos presupuestales estos se han multiplicado. Al final, tenemos en la enorme mayora de casos gobiernos regionales altamente ineficientes, sin capacidad alguna de ejecutar correctamente su gasto y menos aun de poder fiscalizarlo. Pero cuentan con abundantes recursos para proyectos de inversin, gracias al canon, sin tener mayor supervisin o control centralizado.

En realidad, la mezcla de precariedad institucional con presupuestos elevados era una receta segura para la corrupcin y esta, inevitablemente, se ha materializado. Incluso la velocidad con la que los gobiernos regionales han sido copados por las mafias ha sorprendido a tirios y troyanos.

As tenemos que, luego de los escandalosos destapes que hemos visto esta semana en ncash, Tumbes, Cajamarca que no fueron descubiertos por los encargados de fiscalizarlos, en todos los casos fueron los medios de comunicacin quienes los denunciaron, queda sin duda confirmado que la regionalizacin ha fracasado. Se imaginan si se aplica la lupa de la opinin pblica con la misma intensidad en las otras 23 regiones lo que se podra encontrar? En realidad, es aterrador cmo el manejo poltico en las regiones se ha degenerado, muchas se han convertido en un antro de criminales y el Estado ha demostrado que no tiene capacidad alguna para enfrentarlos.

Ms aun, el accionar de los gobiernos regionales tiene un rechazo mayoritario en la encuesta que hoy publicamos, mientras que sus presidentes estn ltimos en la lista de las autoridades polticas consideradas ms relevantes por los ciudadanos. En suma, las regiones se crearon de modo apresurado y para la poblacin no han tenido ningn impacto, da la impresin de que una modificacin radical de la actual legislacin es lo que estamos necesitando.

En ese contexto, y estando a menos de cinco meses de las prximas elecciones, el Congreso debera actuar con urgencia para iniciar el proceso de fusin a 8 o 10 macrorregiones que hagan ms sentido, tengan ms capacidad de gobernar y dejen al pas menos atomizado. As como fortalecer el control presupuestal del Gobierno Central sobre las regiones. De esa manera, los que sean elegidos en octubre tendrn muy claro las nuevas reglas con las que estarn gobernando.

Si bien muchos dirn que esas medidas seran un retroceso en la descentralizacin, el hecho real es que si no actuamos de inmediato corremos el riesgo de que, luego de cuatro aos ms de este creciente nivel de desorden y corrupcin, el deterioro sea de tal grado que al final no quede ms remedio que derogar la regionalizacin. Recordemos que no sera la primera vez en nuestro pas que un intento mal diseado de combatir el centralismo termina fracasando. Por ello, para avanzar y verdaderamente descentralizar en estos momentos no queda otra alternativa que centralizar dando un paso atrs.