(Video: América Televisión)
(Video: América Televisión)
Fernando Vivas

Atente a los hechos, hincha de buena fe. Tu crack fue sancionado por una instancia de la FIFA porque tenía una sustancia prohibida (benzoilecgonina) en la sangre. No importa que la ingiriera a sabiendas o sin saberlo, la llevaba en la sangre y esa era razón suficiente de sanción. Gracias a un tribunal suizo con jurisdicción en el territorio donde está la sede de la FIFA, se la levantaron temporalmente, para que pudiera jugar el Mundial de su vida.
Para el fuero de la FIFA y para la justicia suiza, no estaba en discusión la pertinencia de la sanción, sino su drasticidad. Que coincidiera con la mayor oportunidad de su carrera era injusto. Celebré, sin ser futbolero, el levantamiento provisional del castigo.

Lo que no puedo celebrar es la ceguera con la que varios noticieros y colegas, obligados profesionalmente a ser objetivos y respetuosos de los procesos administrativos y judiciales, otorgan credibilidad a la teoría de que fue contaminado con restos de un mate de coca en un recipiente en el que se le sirvió té con limón, en plena concentración en el . Vamos, amigos, esa es una teoría rebuscada, que nunca podrá ser probada, pues la tetera ya habrá pasado por mil manos.

El reportaje, difundido en América TV, en el que trabajadores del hotel (unos ya fuera de él, otros grabados con cámara escondida) exponen la teoría, no abona en absoluto a su credibilidad. El que supuestamente enjuagó mal el recipiente no habla en el reportaje; pero aun si corroborase lo dicho por los otros y aun si los que hablan están convencidos de lo que dicen, la teoría, insisto, es forzada e imposible de probar.

Oigo a colegas presumir que los mismos trabajadores, cuando fueron interrogados dentro del hotel y callaron esta versión, estaban presionados para mantener sus puestos. Claro; y también han de sentirse presionados, por la fe del hincha y patriotismo futbolero, en creer en la teoría de la contaminación cruzada.

Hay muchísimas otras teorías de contaminación cruzada e, incluso, podríamos forzar las especulaciones, e incluir los días previos a la concentración. Sería un esfuerzo especulativo estéril. A Paolo le preocupa su honor y eso se respeta; pero el problema de aferrarse a teorías extremas e incontrastables, es que el esfuerzo por sacar pruebas de la nada y la presión de la hinchada, puede acabar victimizando a gente inocente. Los trabajadores del Swissôtel y la reputación del hotel, por cierto, ya están pasando por esa molienda. Es más, la investigación fiscal podría verificar si la defensa de Paolo, o la del hotel, no ha incurrido en actos indebidos.

Paolo, ya sabes que tienes hinchas que te quieren y te contaminaste involuntariamente. Forzar culpas ajenas, apelando a la fe de la hinchada, es una jugada peligrosa.