No hay delito, pero toda imprecisión o falta de transparencia alimenta las suspicacias. (Foto: Reuters)
No hay delito, pero toda imprecisión o falta de transparencia alimenta las suspicacias. (Foto: Reuters)
Pedro Tenorio

Muchos políticos piensan que la frase “la mentira tiene patas cortas” no aplica a ellos. Y si acaso un embuste les es descubierto –algo que hoy, por suerte, ocurre con bastante frecuencia–, alegarán cualquier pretexto para insistir en que no faltaron a la verdad, sino que respondieron estrictamente a lo consultado. Eso es precisamente lo que acaba de hacer el presidente acerca de si entre el 2006 y 2008 su empresa C y M Vizcarra brindó servicios a las empresas que tuvieron a su cargo la construcción de la carretera , entre ellas a .

No fue la primera mentira de Vizcarra. Anteriormente fue poco transparente cuando se le consultó sobre sus reuniones con Keiko Fujimori cuando aún era vicepresidente de Kuczynski. ¿Recuerdan cómo lo desmentían, con nombres y detalles, Daniel Salaverry y la hoy encarcelada lideresa naranja? Sin embargo, esta sí ha sido su primera mentira del año. Del Año de la Lucha contra la Corrupción y la Impunidad, nada menos.

¿Qué efectos genera esto para la marcha política del país? No los más graves, por cierto. Tampoco es algo que pasará desapercibido. Genera ruido, alimenta algunos titulares altisonantes, pero si Vizcarra y sus asesores no rectifican y no le dan al tema el tratamiento que requiere, sí puede desembocar, con el correr de los meses, en una crisis mayor. Al primero negar y luego reconocerlo a medias, el mandatario le ha regalado pólvora al Apra y a un sector del fujimorismo que no han tardado en prender la mecha arrojando todo tipo de sombras sobre él.

No hay delito, pero toda imprecisión o falta de transparencia alimenta las suspicacias. Y en un país como el Perú, tan golpeado por la empresarial y política, un jefe de Estado no puede darse el lujo de relativizar una respuesta, sencilla en apariencia, aun cuando tenga más de 60% de aprobación en las encuestas.

Menos todavía cuando ha hecho de la su principal fortaleza y punto de apoyo con la población. Sin una bancada propia que lo respalde, Vizcarra ha encontrado su fuerza en la opinión pública. Y con ella ha logrado avances claves, como poner a raya a la mayoría opositora e, incluso, hacerla retroceder en más de un caso. Por todo esto, para Martín Vizcarra la mentira es una ruta suicida.

Ahora entrará en escena la Comisión de Fiscalización que ha decidido investigar el tema. Era “lógico”: la oposición necesitaba un motivo para golpear a Vizcarra, bajarle las ínfulas y darle la réplica cuando los criticara (algo que le rinde políticamente al presidente, y bien), y él mismo se los ha regalado. Increíble. ¿Investigación seria o “temporada de pesca”? Que no sea lo segundo.