Ricardo León

Dos meses antes de ser capturado, cuando aún se escondía en la selva entre Huánuco y San Martín, Florindo Eleuterio Flores Hala tuvo un encuentro con un equipo de periodistas de IDL-Reporteros. La entrevista se publicó el 6 de diciembre del 2011. Acaso sospechando que su función como cabecilla de en el Alto Huallaga llegaba a su fin, acaso paranoico, ‘Artemio’ mostró una actitud menos desafiante que en declaraciones concedidas años antes. En determinado momento de la entrevista, dijo: “Nos abocaremos a seguir la lucha política sin armas [...] No vamos a tirarnos a dormir”.

‘Artemio’ estaba precisamente dormido la madrugada del 9 de febrero cuando escuchó que ‘Jack’, uno de sus hombres de seguridad –en realidad era uno de los eficaces colaboradores de la policía infiltrados y mimetizados en la columna terrorista–, se comunicaba por celular con los agentes para indicarles la ubicación exacta del cabecilla. ‘Artemio’ despertó sobresaltado, alcanzó a gritar “¡traidor!” y vio que ‘Jack’ empuñaba una escopeta. El disparo le hirió gravemente las manos y el tórax. 

En las siguientes 48 horas, ‘Artemio’, que tras algunos intentos de reanimación fue abandonado herido y delirando por la fiebre por sus guardias verdaderos, escapó como pudo de las patrullas policiales y militares que lo buscaban. A las 9:10 de la mañana del domingo 12 de febrero del 2012, lo hallaron escondido y desarmado en una cabaña en Santa Rosa de Mishollo, en el distrito de La Pólvora (provincia de Tocache, en San Martín). “Ya perdí. Soy un prisionero de guerra”, dijo a sus captores.  

Varios hechos sucedieron simultáneamente tras la captura. ‘Artemio’ fue trasladado a Lima, donde comenzó su proceso judicial; a mediados del año siguiente fue sentenciado a cadena perpetua por terrorismo agravado, narcotráfico y lavado de activos. 

También hubo consecuencias políticas inmediatas: dos semanas después de la caída del cabecilla, una encuesta publicada en El Comercio indicó que había llegado a 59% la aprobación de Ollanta Humala, que supo capitalizar el logro con discursos orgullosos (“El Perú ha ganado”) y poses de líder. Pero antes, el entonces presidente se tomó una foto.

Humala junto a ‘Artemio’. Al lado del ex presidente están los policías ‘Bica’ y ‘René’, artífices de la captura. (Foto: Sepres)

—”¡Usted se calla!”—

Por primera vez en estos cinco años, el jueves de esta semana se reunieron en un restaurante de San Borja los diez integrantes del equipo policial que logró la captura después de un trabajo paciente y muchas veces entrampado que comenzó en el 2006. En la cita estuvo el viceministro de Orden Interno, Rubén Vargas. Se proyectó una exposición de los hechos ocurridos aquellos días del 2012, luego hubo un discurso de Vargas y un brindis. Cuando acabó el almuerzo, se retiró el viceministro. Entonces quedaron solo los agentes. El grado de intimidad que subsiste entre ellos es conmovedor. 

Como cuando trabajaban en equipo para perseguir a ‘Artemio’, tomaron las riendas de la reunión el coronel PNP Harvey Colchado ‘René’ y el comandante PNP Walter Lozano ‘Bica’. Las anécdotas no se terminaban, el vino tampoco. Conversaron, entre otras historias –algunas más trágicas, otras más cómicas–, sobre lo que ocurrió segundos antes de la foto que se tomó Humala con el rostro serio y la camisa remangada al lado de ‘Artemio’, capturado y herido.

Ocurrió en la base antidrogas de Santa Lucía, en Uchiza. Según cuenta ‘Bica’, los militares le indicaron que por órdenes superiores ningún policía podía ingresar a la base, e incluso un oficial del Ejército le impidió ingresar a la habitación donde ‘Artemio’ era atendido por enfermeros. “¿Cómo no voy a poder pasar? ¡Es mi caso!”, le gritó ‘Bica’, empujándolo hacia un lado. “Ni siquiera sabíamos que Humala iría, simplemente nos bloquearon”, recordó el policía. También ‘René’ logró entrar al lugar, justo cuando ‘Artemio’ forzaba un discurso de víctima ante la escolta militar que lo cuidaba. “¡Usted se calla y guarda silencio!”, le gritó ‘Bica’. El terrorista no habló más. Segundos después, hubo un tumulto, se abrió una puerta, ingresó Humala (luego se supo que también estuvo ahí Nadine Heredia, aunque el equipo de prensa de Palacio editó la imagen para ocultarla) y los fotógrafos dispararon.

Salvo el ascenso policial logrado, no hubo más homenajes para estos policías. Ni siquiera los han invitado a escuelas de la Policía Nacional a exponer el trabajo realizado. Quedarse toda una tarde juntos entre recuerdos (y algunas lágrimas) es de pronto el mejor reconocimiento.

‘René’ y ‘Bica’ trabajaron más de seis años juntos en el Alto Huallaga. (Foto: Dante Piaggio)

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