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Redacción EC

La policía detuvo hoy a tres requisitoriados por el delito de violación sexual a menores de edad en Cajamarca. Dos de estos integraban el Programa de Recompensas 'Que ellos se cuiden' del Ministerio del Interior (Mininter)

El primero fue identificado como Mariano Monzón Ramos, de 51 años, quien era solicitado por el Juzgado Penal Colegiado Supraprovincial de Cajamarca. El sujeto fue sorprendido por los efectivos cuando transitaba por la avenida Jorge Chávez, en el distrito de Magdalena.

La misma suerte corrió Jhonatan Chávez Montoya, de 22 años, tras ser detenido en un operativo policial en la intersección de los jirones Guillermo Urrelo y Amazonas. El Mininter ofrecía S/20 mil por información sobre su paradero.

La última intervención se registró en el distrito de Tumbadén, provincia de San Pablo. Allí se detuvo a Julián Terán Cueva, de 48 años, gracias a la colaboración de un ciudadano, por quien también se ofrecía S/20 mil.

Cajamarca es la región con mayor número de requisitoriados (entre prófugos y capturados) por violación sexual en el país. Actualmente registra 94 casos, seguido por el Callao (49) y Arequipa (43). Asimismo también encabeza la lista de prófugos por este delito a nivel nacional, con 85 casos, seguido por Arequipa (43).

Cadena perpetua para anciano acusado de ultrajar a menor
De otro lado, el Poder Judicial de Chimbote condenó a cadena perpetua a un hombre de 75 años acusado de abusar sexualmente de su sobrina de 12 años.

La Corte Superior de Justicia del Santa determinó que Justo Estanislao Samamé Guerrero cometió el delito de violación en agravio de la adolescente y ordenó además el pago de S/10 mil en favor de la víctima.

En mayo del 2016, un familiar sorprendió al sujeto cuando realizaba tocamientos indebidos a la menor dentro del servicio higiénico que compartían en su vivienda.

En su descargo, Samamé Guerrero dijo que solo le realizó tocamientos indebidos y que aquella noche "se le metió el diablo y que cometió ese acto porque no tenía pareja hacía más de 30 años"

Durante el juicio, su defensa argumentó que el anciano no pudo ultrajar a la víctima porque padecía de impotencia sexual y que había sido operado de la próstata.

No obstante, la menor reveló que Samamé la había ultrajado hasta en cinco oportunidades y a cambio de su silencio le pagaba entre 3 y 5 soles.

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