Así lucían los trabajos de remoción de tierras en febrero pasado. Correspondían al 10% de avance. (Foto: Presidencia de la República)
Así lucían los trabajos de remoción de tierras en febrero pasado. Correspondían al 10% de avance. (Foto: Presidencia de la República)
Fernando Alayo Orbegozo

“Otro proyecto relegado por más de 40 años es el aeropuerto internacional de Chinchero [...] y tenemos previsto el inicio de la construcción para el próximo año”.

El pasado 28 de julio, antes del vendaval político que generó su solicitud para adelantar las elecciones, el presidente Martín Vizcarra ratificó en su mensaje a la nación que uno de los proyectos bandera del Gobierno –el futuro aeropuerto por ubicarse en el distrito de ()– se prevé construir en el 2020.  



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Además, durante su discurso, se pronunció escuetamente sobre los recientes cuestionamientos que diversos especialistas han realizado sobre el próximo terminal aéreo, respecto a las posibles afectaciones que causaría esta infraestructura en el Valle Sagrado de los Incas.

“Debe quedar claro que se respetará el legado arqueológico, natural, histórico y cultural del Cusco, así como las fuentes de agua de las que disponen los cusqueños”, dijo. Sin embargo, no solo expertos locales se han manifestado sobre el aeropuerto internacional de Chinchero (AICC). 

Fuentes de El Comercio indicaron que, en julio último, la oficina central de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) –con sede en París– envió una carta al Gobierno Peruano para solicitar información sobre la futura construcción del terminal aéreo y su impacto en el Valle Sagrado; específicamente, sobre la carga turística que tendrá Machu Picchu con el aeropuerto construido.

En años previos, la Unesco ya había mostrado su preocupación por la alta densidad de visitantes que registraba la ciudadela inca, lo cual afectaba su conservación como Patrimonio Mundial de la Humanidad. Por ello, la entidad internacional estaría indagando ahora sobre los posibles efectos del AICC en ese aspecto. 

Este Diario consultó al Ministerio de Cultura (Mincul) acerca de la respuesta que brindará a la Unesco ante su preocupación por la construcción del aeropuerto y la posible vulneración del patrimonio en Cusco, así como por qué el Gobierno no ha hecho pública la carta. No obstante, el sector solo informó que “está dentro del plazo para remitir la respuesta a la Unesco”.

El Comercio se contactó con la oficina de la Unesco en el Perú sobre la carta enviada por la sede central en Francia al Gobierno, pero informaron que no podían pronunciarse sobre temas nacionales. 

—La situación actual—

En su reciente mensaje a la nación, el presidente Vizcarra también mencionó la situación actual del proyecto: “Ya se eligió al país que nos brindará la asistencia técnica [para su construcción]”.

En junio, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) seleccionó la propuesta de Corea del Sur –a través de un consorcio encabezado por Korea Airports Corp. (KAC)– para que, a través de una oficina de gestión de proyectos, se encargue de la asistencia técnica durante las etapas de diseño, construcción y puesta en operación del AICC. 

El sector explicó que se tiene previsto que el contrato con Corea del Sur (en la modalidad de Estado a Estado) se suscriba en octubre próximo. Esto coincidiría con la conclusión de la etapa de remoción de tierras que se efectúa en Chinchero.

En el 2018, el MTC otorgó la buena pro a la empresa Altesa Contratistas Generales S.A. para que ejecutara la primera etapa del movimiento de tierras en los sectores Resa Sur y Luces de Aproximación a la pista 34, la cual terminará en el tercer trimestre de este año. Ambos sectores tienen una extensión de 49 hectáreas, es decir, el 10% del total destinado al futuro aeropuerto (446 hectáreas).  

El MTC explicó a El Comercio que decidió remover solo el terreno de esos sectores porque “dicha zona no representa grandes dificultades técnicas como la utilización de mechas drenantes, estabilización de suelos, entre otros”.

“El área restante contempla procesos constructivos de alta complejidad que serán trabajados con la asistencia técnica de un Estado con experiencia en ejecución de infraestructuras aeroportuarias [...] Debe considerarse que el país no ha ejecutado un proyecto aeroportuario de gran envergadura hace aproximadamente 40 años”, precisaron. 

Culminado este proceso y firmado el contrato con Corea del Sur, se espera que el país asiático –a través de su oficina de gestión de proyectos– “evalúe y recomiende los instrumentos contractuales” (contratos de construcción de obra y contrato de supervisión según estándares internacionales) para iniciar el proceso de licitación internacional en que se elegirá a la firma que ejecute la obras del AICC.

Según el MTC, se tiene previsto que los procesos de licitación para la ejecución y supervisión del proyecto serán publicados durante el primer semestre del 2020. En tanto, estimó que el inicio de la construcción se dará en el segundo semestre del próximo año. 

—Los cuestionamientos—

El proyecto del AICC ha sido cuestionado desde su concepción. Incluso, en el 2017 generó la renuncia del entonces titular del MTC, el hoy presidente Vizcarra, luego de que anunciara que se dejaría sin efecto el contrato y la adenda suscrita con el consorcio Kuntur Wasi para la construcción y operación del aeropuerto.

Sin embargo, las críticas más recientes son sobre el posible impacto que tendría en el patrimonio arqueológico del Valle Sagrado del Cusco (que, como se ha visto, también preocuparía a la Unesco). 

Este año, la historiadora Natalia Majluf promovió una petición para que el presidente Vizcarra y el Gobierno Peruano reconsideraran el proyecto, ya que constituía “una grave amenaza” para Chinchero. Además de “afectar la integridad de un complejo paisaje inca, construir un aeropuerto en el entorno del Valle Sagrado tendrá efectos irreparables por el ruido, el aumento del tráfico y la urbanización descontrolada”, alertó.

A Majluf se sumó un grupo de arqueólogos locales, quienes denunciaron que los aviones que utilicen el futuro aeropuerto “pasarían a baja altura” sobre el parque arqueológico de Ollantaytambo, “causando daños potencialmente incalculables a las ruinas incas”, según consignó el diario inglés “The Guardian”. 

Otras críticas se centran en que la remoción de tierras a cargo de la empresa Altesa no cuenta con el respectivo certificado de inexistencia de restos arqueológicos (CIRA). La exministra de Cultura Ulla Holmquist refirió en mayo que se habían realizado en la zona los proyectos de evaluación arqueológica (PEA), que verifican la existencia de restos. 

“Después del PEA se ha pasado a un proyecto de monitoreo arqueológico. Con los PEA ha salido una proyección de trazos de caminos incas carrozables, pero no hay ninguna evidencia monumental, no hay muritos”, dijo Holmquist, quien agregó que el CIRA se entregaría en una etapa posterior del proyecto.

Luis Lumbreras, arqueólogo que en el 2006 firmó como director del Instituto Nacional de Cultura la resolución que declaró Patrimonio Cultural de la Nación al Valle Sagrado de los Incas, señaló: “No estoy a favor ni en contra del AICC. Se debe liberar la presión que ejerce el actual aeropuerto Velasco Astete sobre la ciudad para permitir que esta sea conservada [...]. En el caso de Chinchero, en la zona donde se piensa construir el AICC y su plataforma no existen directamente restos arqueológicos”. 

Sobre los cuestionamientos, el MTC respondió a El Comercio que el futuro aeropuerto “contempla la protección de los santuarios de Machu Picchu y Choquequirao, segregando áreas del espacio aéreo alrededor de los mismos, definiéndolas como áreas restringidas. Lo propio ocurre con Ollantaytambo”.

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