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Enrique Vera

Los cuerpos aún sangrantes estaban tendidos sobre la superficie rocosa. Eran tres trabajadores asesinados a balazos cerca del acceso a un socavón de la mina Huaricangana, en Marcona (Ica). Alrededor de los cadáveres, la policía encontró 103 cartuchos percutados, diez perdigones y un visor para la oscuridad.

Corría la primera semana de noviembre del 2014. Las pesquisas establecían que el ataque había sido perpetrado por integrantes de la mafia que encabezó David Quispe Cornejo ‘Chino David’. Este había tenido el control de la mina (cobros de cupos por seguridad o ‘chalequeo’) hasta que murió acribillado el 24 de octubre de ese año.

Con la embestida que dejó tres mineros muertos, los ex cómplices de ‘Chino David’ pretendían posicionarse otra vez en torno a los siete socavones que hasta ahora forman la mina informal del cerro Huaricangana. Sin embargo, no lo lograron y la policía atrapó a tres cuando huían.

Desde entonces, el lugar empezó a ser controlado por hampones de la organización criminal La Gran Casta de Ica y otros procedentes del distrito de Vista Alegre (Nasca). Luego, para julio del 2015, cuando La Gran Casta ya había sido desarticulada, el cobro de cupos habría quedado solo en manos del grupo de Vista Alegre. Una gavilla perversa que operaba bajo un rótulo de extrema religiosidad: Los Santos.

—Cadena criminal—
Antes de que se focalizara en los asientos mineros de Ica –formales o no–, la pugna de mafias asfixió el rubro inmobiliario en el sur chico.

La CGTP, con presencia en Nasca desde 1976, sufrió el 25 de octubre del 2012 un atentado contra su entonces secretario general de Construcción Walter Andía. Dos balazos dejaron al dirigente moribundo cuando iba al coliseo de Vista Alegre.

El crimen fue atribuido al nuevo Sindicato de Construcción Civil que recién se había establecido en Nasca, Vista Alegre, Palpa y Marcona. La razón aparente fue la encarnizada disputa de obras en Ica por puestos de trabajo. Fuentes de la CGTP señalaron a El Comercio que varios de sus integrantes expulsados por actos delictivos (extorsión a ingenieros constructores) anclaron en este nuevo gremio. Tal es el caso de Jorge Guerra Mendiola ‘Chorri’ y Ángel Torres Navarro ‘Angelito’.

La CGTP asegura que hasta entonces tenía el control de las obras con puestos de forma orgánica y de acuerdo a ley. Sin embargo, con la irrupción del Sindicato de Construcción Civil todo habría cambiado.

La policía sostiene que dentro del Sindicato de Construcción Civil, constituido tras el atentado contra Andía, las riñas se tornaron sangrientas a medida que el auge inmobiliario decaía y había cada vez menos obras.

El 9 de mayo del 2014, cuatro sicarios irrumpieron en el billar La Real de Vista Alegre y abrieron fuego contra seis hombres. Cinco de ellos pertenecían al Sindicato de Construcción Civil de Vista Alegre; dos murieron. El objetivo de este ataque habría sido eliminar a Ángel Torres Navarro, quien minutos antes había salido del local.

La respuesta, presuntamente, llegó casi dos meses después. El 1 de julio del 2014, durante una audiencia pública en la que participaban miembros de distintos sindicatos de construcción, frente a la Municipalidad de Nasca, dos sujetos en moto dispararon contra Jorge Guerra Mendiola ‘Chorri’ y Luis Pinedo Napa. Ambos resultaron heridos.

Para agentes de inteligencia que investigan la criminalidad en Nasca, estas dos balaceras dejaron clara evidencia de la lucha intestina entre ‘Chorri’ y ‘Angelito’. El primero al mando de una banda conocida como Los Chorris, aún dedicada a las extorsiones en obras de construcción; y el otro, supuesto cabecilla de Los Santos de Vista Alegre, cuyo campo de acción estaría en el sector minero.

De hecho, Guerra Mendiola fue detenido en enero del 2015 cuando amedrentaba a un funcionario de la Municipalidad de Nasca, junto con César Contreras Herrera ‘Margarito’. A este último, que había impulsado la formación del Sindicato de Construcción Civil en Nasca, Marcona y Vista Alegre, le encontraron armas durante la extorsión y, por ello, hoy purga condena en cárcel.

Nasca
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—La muerte del policía—
Más de 15 homicidios han ocurrido en Nasca en los tres últimos años, como parte de este conflicto de mafias que migró del sector inmobiliario al minero, según fuentes policiales.

Algunos de los más brutales fueron los que cobraron la vida de Frank Mardini Rosas y Javier Llanos Solar, en Vista Alegre, en julio y agosto del 2015, respectivamente. Los dos habrían estado vinculados con Los Santos, la supuesta facción delictiva de Ángel Torres Navarro.

Estos crímenes, al parecer, tenían como objetivo debilitar la solidez que habían alcanzado Los Santos con sus incursiones a distintas minas de Nasca, como la del cerro Huaricangana.

Sin embargo, ese lugar todavía habría sido un objetivo pendiente para los remanentes de la banda del fallecido ‘Chino David’. Para los detectives, uno de ellos sería Wenceslao Montoya Quispe ‘Cholo Montoya’.

Se sospecha que las bandas de Jorge Guerra Mendiola (Los Chorris) y Wenceslao Montoya estuvieron coludidas para sacar del camino a Los Santos y, en particular, a ‘Angelito’. El pasado 5 de setiembre, ‘Angelito’ quedó herido de gravedad tras ser acribillado en el restaurante Dayana de Vista Alegre.

En la balacera murieron Milton Mardini Rosas, supuesto lugarteniente de ‘Angelito’, una mesera del local y el suboficial de la policía Rusbert Lázaro Arquinigo, quien aparentemente investigaba a Los Santos de Vista Alegre y ya tenía listo un informe detallado sobre la organización.

Malherido, Ángel Torres sindicó a Jorge Guerra Mendiola ‘Chorri’ como uno de los pistoleros. A mitad de semana fueron identificados los otros sicarios: Wenceslao Montoya ‘Cholo Montoya’ y tres sujetos más, incluida una mujer, cuyos nombres se mantienen en reserva. Su captura sería cuestión de horas.

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