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Semana Santa
Johnny Aurazo

Emilio tiene los pies hinchados, lastimados. No da más. Acaba de personificar a Jesús en el que se dice es el Vía Crucis más alto del Perú y el segundo más alto de América: 777 escalones en un cerro de 600 metros de altura, en Chepén, La Libertad. “Es el Vía Crucis más difícil que he escenificado”, confiesa.

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El actor de 42 años llegó a la provincia norteña proveniente de Lima. La cruz que cargó desde la Plaza de Armas de Chepén hasta la cima del cerro del mismo nombre pesó unos 60 kilos y quizás mucho más. El recorrido lo hizo en dos horas, pero fue más complicado de lo que se imaginó. Los angostos escalones y el inclemente sol contribuyeron a ello.

“Meses antes salí a correr por mi casa para llegar en buena forma, pero ha sido todo muy difícil. Sin embargo, nunca perdí la fe como Jesús nos enseñó”, dice.

Ysenia Abanto fue María en el Vía Crucis. La actriz trujillana acompañó a Jesús hasta que llegó la cruz. Lloró y reflexionó. “Soy madre de dos niñas y puedo imaginar el dolor que sintió María al perder a su hijo. Este es un día para reflexionar, no para divertirnos o tomarlo de la manera más trivial. Jesús llegó hasta la cruz para salvarnos”, sostiene.

Veinticinco actores profesionales, provenientes de Lima, La Libertad y Lambayeque, y 70 invitados, todos locales, participaron del Vía Crucis de Chepén. Juan Gabriel Arellano, un conocido actor chiclayano, personificó a un soldado romano. Años atrás hacía de Niño Jesús. “Hoy tenía que reírme cuando flagelaba a Jesús, pero mi corazón estaba triste cuando lo hacía”, confiesa.

“Esta es una demostración masiva de fe y fervor religioso”, sostiene el padre Julio Mogollón, párroco de Chepén. El alcalde de la ciudad, David Díaz, asegura por su parte que asistieron unas 10 mil personas, muchas de ellas turistas nacionales y extranjeros. En una de las 14 estaciones donde se detuvo Jesús, el reverendo pide adorar a Cristo.

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