(Foto: referencial)
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José Carlos Requena

El mensaje a la nación del presidente Pedro Pablo Kuczynski dejó la impresión de un gobierno que recién empieza. Para las regiones, planteó varias interrogantes que seguramente se despejarán en breve, pero que grafican una lectura poco realista de lo que pasa fuera de Lima.

Las regiones del norte, por ejemplo, severamente afectadas por El Niño costero, estuvieron presentes en ese gran gesto de brindar un espacio privilegiado a quienes ayudaron a los damnificados durante la emergencia. La diversidad del grupo unió no solo temas (desde el patrimonio cultural hasta atenciones básicas de salud), sino también a militares y civiles, servidores públicos y privados, personal remunerado y voluntarios.

Pero el desafío que planteó el presidente el viernes parece ignorar el entorno. Los objetivos trazados en la llamada reconstrucción con cambios (reconstrucción de cerca de nueve mil kilómetros de carretera, dos mil colegios, 47 mil viviendas) parecen tremendamente ambiciosos para un Estado débil en todos sus niveles.

Se mencionó, además, el privilegiado trato que se ha dispensado a los gobiernos regionales y locales. Para los primeros, se han realizado cuatro regiones GORE Ejecutivo en Lima y tres a nivel macrorregional; para los segundos, se plantea replicar estos espacios que el gobierno encuentra útiles. Según el presidente, “este esfuerzo está teniendo resultados muy positivos gracias al exhaustivo seguimiento que hacemos”.

Sin embargo, lo que ha pasado en semanas recientes debido a la huelga de un sector de maestros en al menos una decena de regiones, que se ha prolongado por más de un mes, parece contradecir tal entusiasmo. Como se recuerda, el Ministerio de Educación cuestionó esta semana el pago de los haberes de los profesores en Cusco y Arequipa, sin recibir explicaciones satisfactorias de parte de ninguna de estas administraciones.

También se hizo mención al turismo, un “aspecto fundamental”, según el presidente. La meta al 2021 es duplicar el número de turistas y “superar los siete millones”. Para ello se trabajará en puertos, aeropuertos y carreteras.

Pero es poco lo que el Perú puede ofrecer hoy a los turistas internos; los extranjeros pueden ser más exigentes. Irónicamente, mientras el presidente daba su discurso, cientos de vehículos se encontraban detenidos en la Carretera Central, entre San Mateo y Ticlio, rumbo al Valle del Mantaro y la selva central, debido a un accidente que paralizó la vía. Días antes, varios aeropuertos y carreteras sufrieron embates causados por las irresponsables protestas de maestros.

“La nación nos reclama a todos entregar nuestro optimismo y entusiasmo para contribuir a hacer realidad el sueño republicano”, dijo casi al concluir el presidente Kuczynski. Pero tal reclamo no tiene por qué estar reñido con una lectura realista.

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