Cuando le piden recordar la experiencia que vivi como rehn del Movimiento Revolucionario Tpac Amaru (MRTA), lo primero que recuerda el vicealmirante Luis Giampietri es que nunca consider la situacin como un secuestro. Me consider como un prisionero de guerra, remarca.

►Operacin Chavn de Huntar: a 20 aos del rescate de los rehenes del MRTA [ESPECIAL MULTIMEDIA]

La toma de la residencia ocurri el 17 de diciembre de 1996, cuando Luis Giampietri funga como presidente del Instituto Nacional del Mar. Aos atrs, sin embargo, l haba fundado la Fuerza de Operaciones Especiales de la Marina.

Durante el cautiverio, sus habilidades en inteligencia le permitieron comunicarse con el exterior, especficamente con agentes del extinto Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), y as delinear la operacin de rescate Chavn de Huntar.

Cmo se empieza a gestar la operacin desde la posicin de los rehenes? Cuando te capturan tienes que buscar la forma de escapar. Hubo oportunidades personales pero al final hubiera causado dao a los mismos compaeros. Entonces, comenc a idear un plan con los conocimientos que tena, porque dentro de los entrenamientos que recibimos haba un curso de rescate de rehenes y tenamos tropas preparadas en la Marina. Este tipo de tcnicas se transmitieron al Ejrcito para conformar el grupo que nos sac en la operacin final.

Tcnicas de inteligencia? Mi pensamiento siempre estuvo en que esto deba tener un correlato de inteligencia. Las operaciones de rescate tienen que ser con mucho sigilo y debe haber mucha inteligencia, porque uno enfrenta a un enemigo ms poderoso. Ellos estaban armados, nosotros no y tenamos que saber todo de ellos.

Cmo se organizaron al interior de la residencia? Organizamos un pequeito grupo de gente para ver qu pasaba. ramos militares, diplomticos y varios policas. Tenan que recoger informacin para que me la transmitan por si acaso.

Cundo es que, desde dentro, empieza a transmitirse informacin? Yo siempre pens que desde afuera deban estar tratando de introducir sistemas de escucha dentro de la embajada y as fue. Un da, uno de los oficiales que estaba conmigo, un coronel, me dijo que tena un beeper. Era un aparato que tena la modalidad de letras y un zumbador. Podan leerse mensajes de texto y era una cosa importante, porque nos podan decir que venan y nos podamos organizar.

Luego comenzaron a llegar cajas con hilos, lo baos porttiles, escobas, una serie de instrumentos de limpieza. Pens que dentro de estos deberan haber metido micros. Cuando supe el nmero de beeper, me dediqu a hablarle a todos los objetos.

Cmo hacia eso? La vigilancia de los terroristas era intensa? A todos los objetos que llegaban les deca que tena tal nmero de beeper y que si me estaban escuchando, que me dieran una seal. Pasaron los das y semanas.

En qu momento le entregan la guitarra? Luego de un mes o un poco ms, el coronel [Roberto] Huamn [Azcurra, ex agente del SIN] fue a mi casa con una guitarra y le pidi a mi esposa que le escribiera una nota. A nosotros nos llegaron tres guitarras. No las llevo el monseor Cipriani como cuentan, sino la Cruz Roja. Dos fueron para que las tocaran los rehenes en conjunto y la otra me la dieron a m. Esta tena una particularidad: en vez de una funda de nylon, vena con una caja de cartn. No estoy seguro, pero el micrfono que tena no estaba dentro de la guitarra sino en la caja. Yo tengo grabaciones que despus me han dado. Est la del final, en la que aviso que ya estamos abriendo la puerta y ya vamos a salir. Eso est grabado y se nota clarsimo.

La comunicacin era fluida? Se dice que entre la ida y la vuelta se han pasado 5.000 mensajes, a partir de la primera semana de febrero que llegaron las guitarras. Ahora, yo no tena el beeper, el coronel Roberto Fernndez era quien lo tena y me pasaba en un papelito los mensajes ms importantes. Les pusimos nombres a los terroristas, identificamos cuntos eran.

Qu informacin pudieron obtener? Todos eran de Pichanaki, de la sierra y selva, eran muy parecidos y estaban con el pelo rapado. Nos cost un tiempo identificar quin era quin, cul era su temperamento, cmo estaban uniformados, qu armamento tenan. Fuimos acumulando toda esa informacin y yo armaba un equipo para que me custodiara mientras transmita la informacin, siempre con la duda de si la haban recibido o no. El otro da he ledo un libro que publico Montesinos donde estn gran parte de mis transcripciones, son fidedignas de lo que yo dije en ese momento.

Todo le llegaba a Montesinos? Ah [en el SIN] canalizaban todo. Su receptora de comunicaciones estaba en una esquina donde estaba un estudio de abogados. Haba tambin una clnica y ah haba un grupo de inteligencia que trabajaba las 24 horas. Despus empec a dar unos consejos. Por dnde entrar, cules eran las reas sensibles, cmo hacer una operacin, esa es mi especialidad. Era un enorme riesgo, porque si me pescaban, me daban vuelta.

Cmo fue la comunicacin antes del inicio de la operacin? En los ltimos momentos recib una serie de consignas y entramos en una conversacin de ida y vuelta. Yo saba que ellos [los terroristas] tenan pleno conocimiento [de la operacin], lo cual era muy riesgoso. Nosotros ya habamos abierto una puerta blindada, habamos buscado llaves, abierto las ventanas de todo el edificio. El da anterior me pidieron hacer un ensayo, me dieron una serie de letras para economizar palabras y que no hubiera dudas en lo que estaba diciendo. Por ejemplo, decan chanchitos y se referan a los mandos medios, lechones a los ms chiquillos y los chanchos eran Nstor Cerpa, Tito, El rabe y Salvador.

Todo esto terminaba cuando estaban jugando fulbito y cuando ya toda la gente estaba en sus habitaciones. En cada cuarto haba un militar, polica o marino con ellos. Yo tena que decir cuntos arriba, cuantos abajo y la ltima frase fue: Mary est enferma. La dije cuando yo haba abierto la puerta para salir.

Hubo algn inconveniente? Tuvimos un retraso, porque Hidetaka Ogura [diplomtico japons] estaba jugando cartas con los terroristas en el segundo piso. Le dije a Marco Miyashiro que, apenas se asome, lo agarre del cogote y lo meta en su habitacin, quiera o no. Eso hizo. Ogura cuenta que vio un montn de cosas [nota: l fue quien denunci la ejecucin extrajudicial del emerretista Tito], pero debe estar reemplazando a Jesucristo que todo lo ve. Vio a travs de paredes y as lanza su acusacin?

Cmo vivi usted la operacin? La operacin fue muy violenta, la explosin fue terriblemente fuerte. A m me levanto del piso y el ropero se vino abajo, junto con una cmoda grande que tena un gran espejo. Cuando entraron los comandados, tiraron bombas luminosas, que son de fsforo y tienen dos funciones, crear cortinas de humo y deslumbrar para hacer perder la visin por segundos, que es lo que necesita el francotirador para disparar. Pero como son de alta temperatura y el piso era tapiz, se comenz a incendiar y prontamente todo el segundo piso se llen de humo.

Qu pas luego? Sabamos que si la explosin no lograba matar a los terroristas, ellos buscaran matar a algunos rehenes en cada cuarto. En mi habitacin eran cuatro: Francisco Tudela, Vctor Aritomi (cuado de Fujimori), Pedro Fujimori y Luis Serpa. El encargado de esta habitacin era al que le decan Con. [] Cuando ocurri explosin y la puerta [de la terraza] se abri, Pancho sali, porque l saba que si se quedaba, lo mataban. Efectivamente, cuando entra Con, no lo ve donde siempre se sentaba y lo ve saliendo. Ah le tira una granada y las esquirlas hieren a Tudela y a Aritomi, pero l segua corriendo. No lo vi, pero imagino que el coronel Juan Valer, que vena a sacarlo, se debe haber desconcentrado. Ah es donde el emerretista le dispara y las balas le caen por debajo del chaleco. Las balas fueron mortales. Tudela sigue corriendo y alcanza a los comandos y se tira en medio de ellos.

En mi caso, el almirante Tello entr a mi habitacin y le digo que no se vaya, que me ayude a reconocer a la gente. Yo me he quedado casi hasta el final, mientras ocurra el combate. Yo no vi cuando mataron a Con, pero adentro era un infierno de balas. No fue una explosin, fueron varias explosiones. La responsabilidad de los comandos fue muy grande.

Qu fue lo que vino despus para usted? Los comandos hicieron una operacin de 25 minutos, pero tuvieron cinco meses de entrenamiento diario, un desgaste terrible. Pero nosotros tuvimos algo parecido adentro porque si hubiramos aceptado las exigencias de los terroristas, nos hubiramos tirado al gobierno. Nosotros tambin somos defensores de la democracia, nuestra actitud caus que tomaran muchas represalias. [] Esta tambin es una oportunidad para rendirle homenajes a la familia de los rehenes que, a diferencia de nosotros, que sabamos lo que estamos viviendo, se movieron permanentemente en la incertidumbre. Muchas esposas, como el caso de mi mujer, adquirieron enfermedades raras que las llevaron al otro mundo. El estrs es una enfermedad terrible porque baja las defensas. Varios de nosotros han muerto, la mayora por enfermedades raras o por cncer.

Fue el momento ms difcil que vivi? Yo siempre estuve en la esquina donde el tranva equivocado pasaba. El Frontn fue otro caso, fue muy difcil y eso me ha acompaado 31 aos. En cualquier pas del mundo, una justicia que dura 31 aos no es justicia [en alusin al Caso El Frontn]. Lamento que en todo ese tiempo no hayan podido siquiera entrar a juicio oral.

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