Távara exhorta al Congreso a que apruebe la reforma electoral
Távara exhorta al Congreso a que apruebe la reforma electoral
Fernando Vivas

cree que entre los poderes del Estado deben primar las buenas maneras. Le digo que, sin perderlas, el momento llama a levantar la voz. La convocatoria a las elecciones del 2016 las hará el presidente Humala en noviembre, de modo que quedan pocas semanas para aprobar un paquete mínimo de reformas aplicables a la campaña que se viene. Pero sucede que la Comisión de Constitución, presidida por el oficialista Fredy Otárola, ha hecho un dictamen que, en algunos casos, da marcha atrás respecto al proyecto consensuado entre el JNE, la ONPE y Reniec. La esperanza de Távara es que en la discusión del pleno se introduzcan algunas de las reformas escamoteadas.

—¿Qué hará el JNE para asegurarnos que el Congreso no nos juegue una mala pasada?
El JNE reconoce que el Congreso es el titular de la facultad de legislar. Por ahí, se ha cuestionado que nos estamos excediendo. Pero la Constitución reconoce derecho de iniciativa legislativa al JNE en materia electoral. Y tratamos de recoger el clamor ciudadano para hacer normas que mejoren la calidad de la democracia.

—Ese clamor se expresa en la desaprobación del Congreso.
También hay que ser justos. Hay que reconocer que en la legislatura pasada, cuando Ana María Solórzano presidía el Congreso, y Luis Llatas la Comisión de Constitución; promulgaron una media docena de leyes, como la de la curul vacía y la ventanilla única. Fue un gesto político que nos dio esperanza.

—Esa esperanza de la dupla Solórzano-Llatas ¿la está perdiendo con Iberico y Otárola?
La esperanza es lo último que se pierde. En entrevista con el doctor Iberico, él se comprometió a sacar algunas normas más importantes que las emitidas en la legislatura anterior.

—Entonces, ¿el problema es Otárola? Ha dicho que no quiere dejarse pechar por los organismos electorales.
Ha bajado el tono y dice que nos faltó información, porque en un comunicado dijimos que pretendían derogar el único inciso que permite una sanción económica a los partidos que no rindan cuentas. Pero eso estaba en su dictamen del 3 de setiembre [lo muestra]. En el dictamen del 17 de setiembre [lo muestra] ya no aparece esa perla.

—¿Sucedió algo en privado que hizo que Otárola cambiara de tono? ¿Lo pechó?
[Sonríe] No quiero usar ese término futbolístico, no viene a cuento aquí. Creo que hubo una oportuna corrección. No es Távara, ni Mariano Cucho [ONPE] ni Jorge Yrivarren [Reniec] ni Transparencia que queremos imponer algo. Damos insumos que quieren mejorar la calidad de la democracia. Tenemos 194 años de vida independiente, 57 gobiernos democráticos o aparentemente democráticos, el resto han sido dictaduras, la famosa ley del péndulo. En mi juventud salíamos a las calles para reclamar elecciones y aguantábamos palos. Ahora luchamos por mejorar la democracia.

—Ahora podemos elegir con libertad, ¿pero qué estamos eligiendo? Usted presentó un proyecto para cerrar el paso a los condenados.
[Toma una página de El Comercio con fotos de condenados por terrorismo que saldrán libres próximamente] Estos podrían ser candidatos a cargos de elección popular. Nosotros planteamos que un candidato condenado por un delito doloso hasta en segunda instancia no pueda aspirar más en su vida a un cargo de elección popular. Yo concurrí a sustentar este proyecto, creo que no se me entendió. En las elecciones del 2014, de los poco más de 106.000 candidatos, más de 2 mil tenían antecedentes. Había uno con seis sentencias por delito doloso. Entonces, el ciudadano se dirige a nosotros, ¿cómo es posible que permitan candidatear a esta gente?

—Será que hay congresistas acostumbrados a esta precariedad moral.
Hay excelentes congresistas, como en todo colectivo humano variado.

—Pero no presiden las comisiones adecuadas.
[Ríe] Tampoco comparto la mirada apocalíptica de que estamos en el peor de los mundos. En 1931, cuando se crea el JNE, en seis meses tuvimos siete presidentes de la República, unos por horas, otros por meses.

—Entonces, no pierde la esperanza y cree que con la disposición de Iberico, tengamos un mínimo de reformas. ¿Cuáles incluiría?
Dos cosas fundamentales. Primero, democracia interna. Un militante, un voto. Elecciones simultáneas de todos los partidos políticos con participación de los organismos electorales. El Reniec aprueba el padrón, la ONPE organiza el proceso y el JNE fiscaliza y resuelve cualquier controversia. Si se respeta la democracia interna, entonces cae el voto preferencial. Este no ha contribuido para nada. El otro tema es hacer realidad, de una vez por todas, el financiamiento público directo, que no tiene mayor impacto en el presupuesto. Son 60 millones en cinco años. Que conviva con el financiamiento privado, que debe ser regulado, individualizado e identificado cada aportante. Y que la prensa haga docencia, pues para la franja electoral hay dinero que va a los medios.

—Y que el financiamiento privado no sea bajo la mesa, como en la denuncia de los supuestos US$400 mil de Odebrecht.
Que sea bancarizado. Con un sistema de fiscalización y transparencia tanto de los ingresos como de la rendición de cuentas. Hablo genéricamente. Que se sepa quién aporta y cómo se gastan esos aportes y con un catálogo de infracciones no solo económicas, sino políticas.

La ONPE presentó el proyecto ‘fondo para la democracia’, con empresas privadas.
Todavía no tiene un trámite. Hay un acuerdo de la Comisión de Constitución que dice que el JNE [y no la ONPE] es titular de la iniciativa legislativa en materia electoral. Tendría que ser devuelto. Lo estudiaríamos y si abona a la transparencia, lo apoyaríamos.

—¿Le viene a la mente esa frase de “Otorongo no come otorongo”?
No, me viene a la mente una frase de Basadre: “Que el Perú no se pierda por la obra o la inacción de los peruanos”. Diríamos que la oportunidad de mejorar nuestra democracia no se pierda por obra de este Congreso.

—El dictamen de Otárola ha aprobado aumentar la cuota de invitados de 20% a 25%.
Eso va contra la democracia interna, va en retroceso. Es aumentar el porcentaje de elegidos a dedo.

—Es una ‘otorongada’.
[Ríe] Ese adjetivo lo pone usted. Es una contrarreforma.

—Otárola dice que la cuota permitirá invitar a personalidades destacadas. ¿Los invitados suelen serlo?
No hemos hecho ese estudio, pero lo vamos a hacer. De repente, descubrimos que son destacados porque tienen recursos para la campaña. El porcentaje de 20% es suficiente.

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