SEBASTIAN ORTIZ MARTÍNEZ @Shebas07 Redacción Online

El 12 de setiembre de 1992, el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) de la Dircote de la Policía Nacional dio un golpe certero y casi de muerte a Sendero Luminoso: capturó al cabecilla terrorista Abimael Guzmán tras un trabajo de inteligencia que duró dos años. La estrategia, diseñada por los entonces mayores PNP Benedicto Jiménez y Marco Miyashiro, se ejecutó con paciencia, pero sobre todo luego de conocer al milímetro cada paso del enemigo.

¿Qué sucedió tras la caída del ‘Cachetón’, como denominaban a Guzmán en el GEIN? La respuesta la dio el propio Jiménez. Él y Miyashiro le presentaron un proyecto al gobierno fujimorista para que su grupo se extienda y pase a ser una división de inteligencia a nivel nacional, pero la respuesta no solo fue negativa sino que poco a poco los fueron hostigando hasta que finalmente a en 1995 el GEIN desapareció.

“Una copia (del proyecto) llegó a manos de (Vladimiro) Montesinos y este al parecer se enojó, porque crear una dirección nacional de inteligencia operativa desligada de la Dircote (Dirección contra el Terrorismo) era competir con el SIN”, indicó Jiménez en una entrevista a “Cuarto Poder”.

Para el ex ministro del Interior del segundo gobierno aprista, Remigio Hernani, “la envidia” de Montesinos y su cúpula fue el detonante para el fin del GEIN. “Al régimen fujimorista, tras la caída de Guzmán, no les interesó la lucha contra Sendero y por eso es que ahora existen remanentes en el Vraem”, opinó en diálogo con elcomercio.pe.

“NO SOLO SE BAJÓ LA GUARDIA…” El experto en temas de terrorismo y narcotráfico Rubén Vargas coincidió con Hernani y, agregó, que tras la denominada captura del siglo no solo “se bajó la guardia” en la lucha antisubversiva con la desaparición del GEIN sino que el régimen, por medio del asesor del entonces presidente Alberto Fujimori, negoció con el cabecilla de Sendero Luminoso.

“A Guzmán se le convirtió en un instrumento político. Se le utilizó para justificar situaciones al margen de la ley y convirtieron al grupo terrorista en el pretexto para adoptar medidas dictatoriales (…) También como producto de esta negociación se bajó la guardia y se dejó que los remanentes del Huallaga y el Vraem operen a sus anchas. Ahí se acabó la presencia del gobierno en la lucha contra el terrorismo”, explicó.

Vargas afirmó que el error fue “pensar que el terrorismo había sido derrotado en su totalidad” con la aprehensión del ‘Cachetón’. Recordó que el acuerdo de paz firmado por Guzmán fue el punto de partida para que los remanentes, encabezados en ese momento por ‘Artemio’ y ‘Feliciano’ se refugien en zonas productoras de hoja de coca y, siendo aliados, del narcotráfico se fortalezcan y asuman posiciones más radicales.

¿QUÉ PASÓ CON LA INTELIGENCIA? Durante los años siguientes a la captura de Guzmán, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional dieron otros dos golpes a la subversión: redujeron al Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) con el rescate de la residencia del embajador japonés en 1997 y en 1999 aprehendieron a Óscar Ramírez Durand ‘Feliciano’. Después de la caída de este último, los hermanos Quispe Palomino asumen el control de las columnas senderistas en el valle de los ríos Apurímac y Ene (Vrae).

Para el analista Vargas, tras la salida de Fujimori en el 2000 y una vez descubierta la corrupción en el Sistema de Inteligencia Nacional (SIN), se elimina todo este aparato, lo cual fue un paso positivo “porque este sistema fue orientado a fines políticos”. Sin embargo, la observación viene cuando, una vez recuperada la democracia, no se replantea con éxito el servicio de inteligencia.

“Fuimos demasiado extremistas y se destruyó por completo el aparato de inteligencia. Podríamos haber actuado sobre esa parte que hizo actos indebidos, pero no eliminar todo (…) Cuando el gobierno de (Alejandro) Toledo entró los agentes de inteligencia ya no estaban y formarlos tarda unos siete años”, consideró el ex ministro de Defensa y legislador peruposibilista, Daniel Mora.

Para el ex titular del Interior del toledismo, Fernando Rospigliosi, “desgraciadamente” en el quinquenio de la chacana “no hubo continuidad en las políticas contra el terrorismo”. “Desde este punto se empieza a combatir a los remanentes con ataques puntuales (…) Lo negativo es que se cambió mucho de ministros, por lo que no existió éxitos en ese período”.

El también analista político señaló que durante el segundo gobierno de Alan García, la Policía Nacional prácticamente desarticula la organización senderista en el Alto Huallaga, que termina por caer este año con la captura de Florindo Eleuterio Flores Hala ‘Artemio’.

“El servicio de inteligencia no tiene nada que ver en la lucha contra el terrorismo, este aparato no ha jugado un papel preponderante en los gobiernos de Fujimori, Toledo, García y tampoco en el actual (…) La estrategia que se utilizó en el Huallaga, diseñada por la Policía Nacional del Perú, se debería replicar en el Vraem”, acotó.

LAS FUERZAS COMBINADAS EN EL VRAEM Con el ingreso de Humala a Palacio de Gobierno la estrategia en el valle cocalero se refuerza e incluso el ex primer ministro Óscar Valdés Dancuart llega hasta el Vraem para anunciar las nuevas medidas complementarias a las acciones militares y policiales. Dentro de estas, destacan un ambicioso paquete de inversiones y el compromiso de casi todos los sectores para llevar el Estado a la zona de conflicto.

Mora, ex ministro de Defensa de este régimen, opinó que en lo netamente operativo se debe evitar que los soldados y policías ingresen a terrenos de los que no se tiene información, como pasó en la fallida operación Libertad en la selva cusqueña de Kiteni. En esa oportunidad, ocho agentes del Ejército y PNP fueron asesinados a manos de senderistas.

El primer éxito en el Vraem, consideró Rospigliosi, ha sido el abatimiento de Víctor Hugo Castro Ramírez ‘William’, el cuarto en la línea de mando de Sendero Luminoso en el valle tras los hermanos Quispe Palomino y ‘Alipio’. “La estrategia de inteligencia policial y operaciones puntuales de los militares debe continuar”, añadió.

LA SITUACIÓN DE LA DIRCOTE Otro punto clave para la derrota final del senderismo es la Dirección contra el Terrorismo (Dircote) que para el analista Vargas debe ser “reformulada”. “En estos momentos es una de las divisiones más burocratizadas y paquidérmicas que tiene la Policía Nacional. Actualmente, esta sección no está (lista) para enfrentar los nuevos escenarios y enemigos”, advirtió.

Detalló que el 80% de su personal está en Lima cuando el terrorismo está en el Vraem y en otras zonas del interior del país. “La Dircote necesita una reingeniería urgente, necesita oxigenarse y volver a ensuciarse los pies”, expresó.

El jefe de la Dircote, general PNP Herbert Rosas Bejarano, admitió que se bajaron “las revoluciones” en comparación a la época en la que se capturó a Guzmán. Detalló que la división tiene la cuarta parte de personal que en ese entonces, pero sostuvo que “no amerita tener la cantidad de agentes de antes ahora que el conflicto está focalizado en el Vraem”.

Sobre las críticas a su institución, Rosas Bejarano respondió que la Dircote está presente en el interior del país y donde se hayan registrado focos subversivos.

“Se han replanteado las estrategias y se está repotenciando, con ayuda del Ministerio del Interior, la Dircote y otras unidades. Es cuestión de tiempo para que continuemos obteniendo logros importantes”, concluyó.

A 20 años de la caída de Guzmán aún quedan tareas pendientes, entre estas la principal es derrotar a los remanentes senderistas en el Vraem como ya se hizo en el Huallaga. Las estrategias, todavía lejos de la seguida por el GEIN en la captura del siglo, a opinión de los especialistas deben tener su base en inteligencia operativa.