Las facilitadores del diálogo en Cajamarca, los sacerdotes Miguel Cabrejos y Gastón Garatea, consideraron hoy que, tras la suspensión temporal del proyecto Conga, ha llegado el momento de que las autoridades y dirigentes regionales y los integrantes del Ejecutivo dejen de lado las etiquetas de “promineros” y “antimineros” para iniciar “la reconciliación”.

Por medio de un comunicado, los religiosos señalaron que es hora de “sanar las heridas” y reiteraron que “el diálogo es el único camino para solucionar las diferencias, por eso nunca debemos renunciar a él”. Indicaron que su compromiso es sumar esfuerzos para construir confianza y asumir responsabilidades por el bienestar de los peruanos.

“Creemos que hoy se abre otro escenario: el de la reconciliación con Cajamarca. En este nuevo proceso sostenemos que el Gobierno central, gobierno regional y la empresa minera deben retomar un diálogo sincero con la finalidad de atender los temas que siguen preocupando a la población de Cajamarca”, refieren los curas en el documento.

RECONOCIERON IMPASSES Cabrejos y Garatea indicaron, además, que existe una oposición mayoritaria de la población de Cajamarca a la ejecución del proyecto Conga bajo las actuales condiciones.

Mencionaron que ha cesado la violencia y se restableció un clima de tranquilidad en la región, mientras que el Gobierno central y la empresa han nombrado a sus representantes para encaminar un proceso de entendimiento.

Reconocieron que en ese proceso se han presentado “impasses” que no permitieron sentar en una sola mesa a todas las partes involucradas. Sin embargo, lograron transmitir el sentir y las preocupaciones reales y legítimas de la población de Cajamarca.

“En nuestra condición de facilitadores reafirmamos que seguiremos actuando imparcialmente, procurando acercar a las partes, con la clara conciencia que no somos jueces, ni tomamos las decisiones, ni damos las soluciones a los problemas existentes, puesto que esto le corresponde a las partes”, subrayaron.

LLAMADO AL GOBIERNO Y EMPRESAS Los sacerdotes aseguraron que ha sido testigos del deseo de la población en dialogar sobre temas importantes, como los estudios de impacto ambiental, el ordenamiento territorial, las cabeceras de cuencas, así como la calidad y cantidad de agua.

“Esta situación debe ayudar a concientizar a las empresas mineras sobre su responsabilidad real para con la población, más allá de sus obligaciones legales; y el Estado debe tomar conciencia sobre su irrenunciable papel como supervisor constante de las labores de estas empresas”, acotaron.