MARIELLA BALBI

El ex canciller y coagente del Perú ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya prefiere no especular sobre el próximo fallo de este importante organismo. Considera que el escenario pos-La Haya ha sido adecuadamente desarrollado por este gobierno.

— Hay expectativa por saber cuándo emite su fallo la corte de La Haya. Solo hay que esperar. Normalmente la corte se toma entre seis y ocho meses entre la fase oral y la sentencia.

— Si lo anuncia después de las vacaciones del verano europeo de agosto… No pasa nada, depende de la corte. Parece que la costumbre es que notifiquen unos días antes. Ahí, los dos países van a La Haya a escuchar el fallo. No hay intervenciones. La corte sesiona, el presidente lee el fallo y lo entrega a las partes.

— ¿Cómo recibiremos la sentencia de La Haya? Es interesante. En los últimos meses hemos observado un esfuerzo de los gobiernos de Chile y Perú y de la sociedad para crear condiciones al conocerse el fallo. La relación entre ambos países es de tal magnitud e importancia, y con tanta posibilidad de crecer, que no se verá perjudicada.

— El pedido del Perú es sólido. Absolutamente. Perú pide que se defina el límite marítimo porque no existe un acuerdo de límites. Esto significa que actualmente Tacna y Moquegua no tienen prácticamente costa. Eso es injusto y hay que aclararlo a la luz del derecho internacional con los criterios actuales, que buscan soluciones equitativas. El Perú ha pasado a Chile la carga de la prueba y este no ha podido demostrar que hay un tratado de límites marítimos. El segundo pedido que ha hecho el Perú es respecto a una zona que nosotros denominamos el triángulo exterior, y que corresponde a las 200 millas del mar peruano. Chile reclama esta zona, a la que denomina alta mar o mar presencial de Chile, cosa que no existe en el derecho internacional.

— Chile presenta la Declaración de Santiago de 1952 como un acuerdo de límites. Pero no lo es. Se trata de una proclamación en defensa de las 200 millas.

— Entonces, la corte no puede decir que hay un tratado de límite marítimo. No especulemos, pero ese punto es claro; no lo hay. La corte debe establecerlo y, de acuerdo al derecho internacional, la equidistancia es el principio.

— Se habló de que Chile podría consultar a Estados Unidos, garante del tratado de 1929, para ver el límite terrestre. No tiene sentido. El límite terrestre está claramente establecido en el tratado de 1929 y ha sido totalmente ejecutado. Para justificar el argumento del paralelo, Chile corrió el límite, colocó una caseta. Perú protestó y se reconvino la situación. Cuando la corte establezca el límite marítimo, habrá total claridad.

— El triángulo externo actual es inequitativo para el Perú. Sí, y no hay títulos jurídicos que lo avalen. Los tratados de límites marítimos tienen que ser explícitos. Pero no especularé sobre cuánto se reorientará para el Perú.

— Hay quienes creen que Colombia ha hecho caso omiso al fallo de la corte respecto a límites marítimos con Nicaragua. No es así. Hubo una primera respuesta ríspida del Gobierno Colombiano, pero se está ejecutando. Ya empezó a implementarse.

— El embajador Allan Wagner, agente peruano ante la corte, dijo que si eventualmente hubiera problemas durante la ejecución del fallo, se podía consultar a la corte. Si encuentran una contradicción, algo que no está precisado en el fallo, pueden consultar, pero, como dijo Allan Wagner, ocurre muy pocas veces. Solamente en cuatro ocasiones. En Tailandia, por ejemplo, en la ejecución se encontró una circunstancia no contemplada. Resulta difícil que en el mar aparezca una isla que no conozcamos.

— ¿El primer paso es que se sienten los militares, los presidentes, los diplomáticos? Los países tendrán que ajustar su normativa al fallo, básicamente. Imagino que habrá que crear una comisión mixta de ambos países con representantes de todos los sectores y desarrollar una mecánica de ejecución. No tengo claro cómo será. Habrá que ver el fallo.

— ¿La mayoría de las veces la corte satisface totalmente una demanda o es salomónica? La corte establece quién tiene el derecho. En el caso de Colombia-Nicaragua, como no lo había, estableció el límite marítimo. En ese ejercicio puede establecer ajustes para mantener una proporcionalidad. Las costas de Nicaragua vis a vis con las de Colombia tenían una diferencia de 8 a 1. La corte compensa y esta relación se convierte en 4 a 1. No me pregunte sobre el caso del Perú porque no voy a especular. La corte hace fallos muy elaborados. El punto es si hay o no tratado de límites marítimos. Ahora, no puedo saber cuánto se concede. Necesitaría una bola de cristal.

— Habrá escuchado aquello de que el Perú no puede perder más mar. ¿Qué piensa? Algo de eso hay. El tema es quién tiene el derecho.

— Hay ‘halcones’ en ambos países… Ciertamente, pero creo que no les van a hacer caso, ni acá ni allá. Hay que cumplir el fallo. Ambos países están insertos en una legislación internacional.

— Otra tesis es que hay que ‘estar bien’ con la Unasur porque puede intervenir cuando se dé el fallo. No tiene nada que ver. Quienes dicen eso no saben lo que están hablando. Corresponde al siglo XX; es el pasado.

— ¿Será un gran alivio para nuestra cancillería que el tema con Chile se defina o siempre quedará un pendiente? Si luego del fallo de La Haya lográramos una relación con Chile, como la que establecimos con Ecuador después del conflicto, sería muy satisfactorio. En el gobierno anterior resolvimos los pendientes del acuerdo de paz, y se desarrollaron enormemente nuestras relaciones. Lo mejor sería que, cuando salga el fallo, los dos países digan que quieren ejecutarlo a la brevedad posible y crear, fortalecer, el espacio de integración. La cordialidad y la amistad es lo mejor para la relación entre los países.

— ¿Hubo continuidad en este tema entre los gobiernos de Toledo, García y Humala? Sí, y es algo que hay que destacar. Corresponde a gobiernos democráticos. Los problemas hay que resolverlos. No se puede hacer como las señoras en su casa que esconden la basurita debajo de la alfombra…

— O como los señores también… Bueno, sí. Los temas hay que resolverlos. El gobierno de Humala ha mantenido la línea de trabajo, y eso es muy importante. Destaco también que el ex canciller Rafael Roncagliolo comenzara a trabajar el escenario pos-La Haya. Hemos tenido encuentros académicos, políticos, de magistrados, diplomáticos. Ha sido un flujo constante de intercambio de ideas, de búsqueda de diálogo.

— ¿Cuál ha sido el momento más difícil en todo este proceso? Anécdotas hay miles. La que recuerdo es cuando le planteé al ex canciller Alejandro Foxley solucionar el tema para evitar ir a La Haya. Me dijo con total seguridad que en La Haya perderíamos. Ahí nos dimos cuenta de que no quedaba otra cosa que ir a la corte. El tema más difícil fue tomar la decisión. No dejaba de tener riesgos. Ahí le doy el mérito a Alan García de haber actuado como un estadista.

— Ud. trabaja con este gobierno, para el cual García es poco menos que la bruja Carabós. Sí, pues. Lo lamento mucho, porque desde el inicio García apoyó este gobierno y de pronto salió esta historia que había que atacarlo, llamarlo gordo y hacer insinuaciones. Empezó a agitarse un cotarro que nadie entendía por qué y que todavía yo no entiendo. Hay una obsesión muy fuerte con García, hasta del primer ministro, quien no puede con su genio. Ya no digo Cateriano, que anda hablando todo el día. El propósito parece ser inhabilitar a García para el 2016. Estoy convencido de que el gobierno de García fue muy exitoso. Se redujo la pobreza en más de 30 puntos, cosa que nunca se hizo en el Perú. La ‘reelección conyugal’ estuvo hasta el viernes en el aroma político. Ahora que no va, veremos qué pasa. Es una cosa palaciega.

EL PROTAGONISTA JOSÉ A. GARCÍA BELAUNDE Profesión: Diplomático y político. Cargo: Coagente del Perú ante la corte de La Haya.

ESTUDIOS Y TRAYECTORIA Estudió Derecho en la Universidad Católica. Se graduó de diplomático en la Academia Diplomática del Perú en 1969. Ha sido embajador en Uruguay, España, México, Francia, Ecuador, Estados Unidos y ante la ONU. Fue director general de la Comunidad Andina de Naciones. Fue canciller durante el segundo gobierno aprista (2006-2011).