JORGE SALDAÑA RAMÍREZ

La última vez que se quebró el orden constitucional, Óscar Urviola tenía 44 años. El entonces primer secretario de la Cámara de Diputados se enfrentó a la policía en la casa de Roberto ‘Bobby’ Ramírez del Villar, presidente de la Cámara Baja. Salió en defensa de la Constitución del 79 y hoy es el máximo defensor de la del 93.

Ud. defendió dos constituciones. Yo defiendo el orden constitucional. Hoy tenemos una vigente. He jurado defenderla y la voy a defender. Es una constitución que se ha ido perfeccionando.¡Así es el Derecho! Es dinámico y nunca está acabado. La de 1993 a pesar de que su origen fue un golpe de Estado– fue el camino que escogió el pueblo peruano para salir políticamente frente a una situación irregular. No es perfecta y hoy en día requiere una revisión.

¿Como cuál? Debemos ir a un sistema bicameral, que en la doctrina se conoce como el sistema imperfecto, con dos cámaras legislativas que se complementen. Dicen que es caro. ¡La democracia tiene su costo!

¿Desde cuándo cree que se gestó el autogolpe del 5 de abril? En realidad yo escuché esos rumores el 28 de julio de 1990. Incluso un diputado de la bancada de Cambio 90 me dijo que el presidente Fujimori estaba preocupado porque era un Congreso que no le era afín para concentrar todo el poder que finalmente quería.

¿Dónde y cómo recibió la noticia del autogolpe? Yo estaba visitando a unos familiares y en ese momento una joven de 16 años me dijo que había escuchado la disolución del Congreso. ¡No lo creía! Encendí la televisión y era cierto. Me fui a mi casa , era vecino de Ramírez del Villar, pero no pude acercarme a su domicilio. Al día siguiente, con un grupo de diputados como Fernando Olivera, Lourdes Flores Nano, Aurelio Loret de Mola, entre otros, llegamos hasta la casa de ‘Bobby’. Fui el primero en acercarme a su ventana y convoqué a mis otros colegas. Rompimos el cerco policial, pero luego fuimos disueltos.

¿Pudo dormir esa noche? No, de ninguna manera. Con mis colegas de entonces decidimos reunirnos al día siguiente en la casa de Lourdes Flores, que sirvió para realizar sesiones conjuntas de diputados y senadores. Luego lo hicimos en la casa de Ramírez del Villar, en un local de la Municipalidad de San Miguel y luego en otro de Acción Popular. En la casa de Lourdes Flores se realizó la sesión del Congreso [ya disuelto] que declaró la vacancia de Alberto Fujimori y asumió la presidencia Carlos García y luego Máximo San Román, quien se encontraba en el exterior.

¿Es cierto que la banda presidencial de San Román fue prestada? ¡Así es! Fue prestada por el ex presidente de la República Fernando Belaunde Terry.

¿A quién se le ocurrió la idea? A Raúl Diez Canseco, quien era entonces diputado y sobrino de Belaunde. Él dijo: “¡Yo voy a pedirle a mi tío que nos preste la banda!”. Habló con él y aceptó. Yo me ofrecí a recogerla del departamento de Belaunde. Conversé unos minutos con el ex presidente y me la entregó dentro de un estuche de terciopelo azul marino. Me dijo, con esa calidez que lo caracterizaba: “Si de esta forma voy a colaborar para que se restablezca la democracia en el Perú, lo hago con el mayor gusto”.

¿Era la banda del primer gobierno o del segundo? No lo sé. Regresé a mi departamento, que estaba al frente del suyo, y al día siguiente la llevé a la ceremonia del Colegio de Abogados de Lima para que se la impusieran a San Román.

O sea, pasó una noche con la banda presidencial. ¿Se la probó? ¡No! ¡Felizmente la banda presidencial no le quedó pequeña a San Román! [risas] Entró muy ajustada, pero le quedó bien.

¿San Román sabía que era la banda de Belaunde Terry? Parece que no. Cuando terminó la ceremonia, yo tenía el encargo de devolverla, así que me preocupé para que San Román me la diera. Y de la misma forma como la recibí, también fui al departamento de Belaunde para devolverla. Él se encontraba muy contento porque había colaborado en el combate contra una dictadura que se instalaba.

¿Por qué fue popular el autogolpe del 5 de abril de 1992? Hubo un proceso mediático orientado a desprestigiar a las instituciones democráticas. Se hizo creer que los legisladores tenían altos sueldos. ¡Ganábamos 1.200 soles (algo así como mil dólares de entonces)! El sueldo básico era de 120 soles.